Investigadores científicos de Irlanda realizaron un estudio e identificaron cómo y por qué algunos pacientes de COVID-19 pueden desarrollar coágulos, un avance que podría favorecer que se realicen terapias específicas para prevenirlos.
El trabajo fue dirigido por investigadores de la Universidad de Medicina y Ciencias de la Salud RCSI en Dublín y se publicó en la revista especializada Journal of Thrombosis and Haemostasis. Se enfocó en las complicaciones del COVID-19 que suele afectar a los pulmones y las vías respiratorias.
Sin embargo, además de los problemas respiratorios, alrededor del 16% de las personas hospitalizadas experimentan problemas sanguíneos y vasculares. Esos problemas pueden provocar la formación de coágulos en las arterias, venas y pulmones. A su vez, los coágulos pueden desprenderse y viajar a otras partes del cuerpo, donde pueden causar obstrucciones que dan lugar a infartos.
Investigaciones anteriores habían establecido que la coagulación de la sangre es una causa importante de muerte en pacientes con Covid-19. Dentro del grupo de los pacientes que requieren internación, el 5% desarrolla coágulos. Si se tiene en cuenta solo a los pacientes con el coronavirus que necesitan atención en la unidad de cuidados intensivos del hospital, el riesgo de padecer un coágulo es aun mayor: va entre el 20% y 25%.
Las personas con diabetes, presión arterial elevada o problemas cardíacos preexistentes tienen un mayor riesgo de presentar complicaciones con coágulos si contraen el coronavirus.
La doctora Jamie O’Sullivan lideró el estudio para averiguar por qué se producen los coágulos en pacientes con COVID-19. Forma parte del Irish Centre for Vascular Biology RCSI/RCSI
Para entender por qué se producen esos coágulos, los investigadores analizaron muestras de sangre tomadas a pacientes con Covid-19 en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Beaumont de Dublín. Descubrieron que el equilibrio entre una molécula que provoca la coagulación, llamada Factor de von Willebrand (VWF), y su regulador, llamado ADAMTS13, está gravemente alterado en los pacientes con COVID-19 grave.
En comparación con los grupos de control, la sangre de los pacientes con Covid-19 presentaba mayores niveles de las moléculas VWF procoagulantes y menores niveles de ADAMTS13 anticoagulante. Además, los investigadores identificaron otros cambios en las proteínas que causaban la reducción de ADAMTS13.
Encontraron que un desequilibrio entre una molécula que provoca la coagulación, llamada Factor de von Willebrand (VWF), y su regulador está asociado a la formación de coágulos en pacientes con COVID-19 /3d render illustrations
El trabajo fue financiado por el Estudio Irlandés de Vasculopatía COVID-19 (ICVS) a través del premio de Respuesta Rápida COVID-19 de la Junta de Investigación Sanitaria, así como una subvención filantrópica de la Fundación 3M a la Universidad de Medicina y Ciencias de la Salud RCSI en apoyo de la investigación COVID-19.
“Nuestra investigación ayuda a comprender los mecanismos que causan los coágulos sanguíneos graves en los pacientes con COVID-19, lo cual es fundamental para desarrollar tratamientos más eficaces”, dijo la doctora Jamie O’Sullivan, autora principal del estudio y profesora de investigación del Centro Irlandés de Biología Vascular y de la Facultad de Farmacia y Ciencias Biomoleculares del RCSI.
“Aunque se necesita más investigación para determinar si los objetivos dirigidos a corregir los niveles de ADAMTS13 y VWF pueden ser una intervención terapéutica exitosa, es importante que sigamos desarrollando terapias para los pacientes con Covid-19. Las vacunas contra el Covid-19 seguirán sin estar disponibles para muchas personas en todo el mundo, y es importante que les proporcionemos tratamientos eficaces a ellos y a los que padecen infecciones de última hora”, afirmó.
Hasta ahora, después de un año y medio de pandemia por el coronavirus y aunque ya hay 8 vacunas autorizadas para uso de emergencia, sólo el 32,2% de la población mundial accedió al menos a una dosis. Solamente el 24,2% de la humanidad completó el esquema de inmunización contra el COVID-19.
Cuando se sospecha que un paciente tiene un tromboembolismo pulmonar, se indica una tomografía con contraste o una angiografía, según Carina Balasini, de Sociedad Argentina de Terapia Intensiva
“Los pacientes con COVID-19 hospitalizados tienen mayor riesgo de desarrollar trombosis, que es la formación de coágulos principalmente en las piernas. En algunos casos esos coágulos pueden migrar al pulmón. Al principio de la pandemia, se hicieron algunos estudios para evaluar si la anticoagulación mejoraba la mortalidad, pero no demostró que fuera efectiva. Hoy, con el conocimiento adquirido en todo el mundo, sólo se da profilaxis o sea anticoagulante a bajas dosis para prevenir la formación de trombos. Cuando se sospecha trombosis se hace un estudio de Doppler de miembros inferiores. Si se sospecha tromboembolismo pulmonar, se indica una tomografía con contraste o una angiografía”, explicó a Infobae la doctora Carina Balasini, la médica especializada en cuidados críticos y miembro de la comisión directiva de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI).
Además, la doctora Balasini comentó que que la mayoría de los pacientes internados reciben una dosis pequeña de anticoagulantes -generalmente heparina sódica o de bajo peso molecular- para prevenir la formación de trombos en miembros interiores de los pacientes por estar acostados sin movimiento.
Esa dosis se les da a todos los pacientes en cuidados intensivos de cualquier patología. En otros pacientes, que no pueden recibir heparina, se le colocan botas neumáticas que mejoran la circulación venosa.
De acuerdo a una revisión de estudios por la Colaboración Cochrane que fue publicada en marzo pasado, la complicación cardiovascular más habitual en las personas con COVID-19 fue un ritmo cardíaco irregular (fibrilación auricular; 8,5%).
Los coágulos sanguíneos en las piernas (6,1%) o los pulmones (4,3%), y la insuficiencia cardíaca (6,8%) también fueron frecuentes, pero las tasas notificadas podrían estar subestimadas porque los estudios no siempre realizaron las investigaciones adecuadas.
Los infartos (1,7%) y los ictus (1,2%) se informaron con menor frecuencia. Los análisis de sangre también suelen indicar daños y sobrecarga del corazón.