El ejército estadounidense sacó este lunes a más evacuados desesperados de la capital afgana en las últimas horas de la retirada final, mientras la filial afgana del grupo Estado Islámico reivindicaba la autoría del ataque con cohetes al aeropuerto de Kabul que por el momento no dejó víctimas.
El foco de la evacuación de Estados Unidos se centraba cada vez más en sacar a los últimos ciudadanos de ese país que quedan en Afganistán. Altos funcionarios de la administración dijeron el domingo que sus fuerzas de seguridad tienen la capacidad de evacuar a los aproximadamente 300 estadounidenses y que quieren salir antes del plazo fijado por el presidente Joe Biden para el martes 31 de agosto.
“Este es el momento más peligroso de una misión ya extraordinariamente peligrosa en estos últimos días”, dijo el principal diplomático estadounidense, el secretario de Estado Antony Blinken.
Fuentes oficiales confirmaron a Reuters que ya fue evacuada “la base del personal diplomático” y una segunda fuente indicó que la mayoría del staff ya abandonó el país. Pero todavía no hay informaciones sobre el estado del enviado Ross Wilson, máximo representante diplomático en el país, quien se espera que esté entre los últimos en despegar.
El puente aéreo, una de las operaciones de evacuación más grandes de la historia, marcó el final de la misión occidental de 20 años en Afganistán, que comenzó cuando fuerzas lideradas por Washington derrocaron al gobierno talibán que proporcionó refugio a los perpetradores de los atentados del 11 de septiembre de 2001.
EEUU y sus aliados sacaron del país a unas 114.400 personas -extranjeros y afganos vulnerables- en las últimas dos semanas, pero decenas de miles de personas que querían irse se quedarán atrás.
El flujo constante de aviones militares estadounidenses que despegan y aterrizan en el aeropuerto internacional Hamid Karzai de la capital afgana continuó este lunes, incluso después de que los disparos de cohetes apuntaran al aeropuerto y alcanzaran un barrio cercano.
El asesor de seguridad nacional de Biden, Jake Sullivan, dijo el domingo que para aquellos ciudadanos estadounidenses que buscan salir inmediatamente de Afganistán antes de la inminente fecha límite, “tenemos capacidad para que 300 estadounidenses, que es aproximadamente el número que creemos que queda, lleguen al aeropuerto y se suban a los aviones en el tiempo que queda”.
La Casa Blanca dijo el lunes por la mañana que unas 1.200 personas fueron evacuadas de Kabul en las 24 horas anteriores a bordo de 26 vuelos militares estadounidenses y dos vuelos aliados.
Sullivan dijo que Estados Unidos no planea actualmente tener una presencia continua en la embajada después de la retirada final de las tropas estadounidenses. Pero prometió que Estados Unidos “se asegurará de que haya un paso seguro para cualquier ciudadano estadounidense, cualquier residente legal permanente” después del martes, así como para “los afganos que nos ayudaron”. Pero es probable que un número incalculable de afganos vulnerables, temerosos de volver a la brutalidad del régimen talibán anterior a 2001, se queden atrás.
Blinken dijo que Estados Unidos estaba trabajando con otros países de la región para mantener abierto el aeropuerto de Kabul después del martes o para reabrirlo “de manera oportuna”.
También dijo que, aunque el aeropuerto es fundamental, “hay otras formas de salir de Afganistán, incluso por carretera, y muchos países tienen frontera con Afganistán”. Estados Unidos, dijo, se está “asegurando de que disponemos de todas las herramientas y medios necesarios para facilitar el viaje a quienes pretendan salir de Afganistán” después del martes.
También hay aproximadamente otros 280 que han dicho que son estadounidenses pero que han comunicado al Departamento de Estado que piensan quedarse en el país o que están indecisos.
Un funcionario talibán dijo a Reuters que el grupo islamista tenía ingenieros y técnicos listos para hacerse cargo del aeropuerto. “Estamos esperando el sí final estadounidense para asegurar el control total sobre el aeropuerto de Kabul, ya que ambas partes apuntan a una entrega rápida”, dijo el funcionario, hablando bajo condición de anonimato.
El capítulo final se selló después de que Estados Unidos y los talibanes llegaron a un acuerdo para poner fin a la participación extranjera el 31 de agosto. El gobierno respaldado por Occidente y el ejército afgano se derrumbaron ante al avance relámpago talibán.
Miembros del Congreso criticaron la caótica y violenta evacuación. “No teníamos que estar en esta circunstancia de prisa y corriendo con los terroristas respirando en nuestra nuca”, dijo el senador Mitt Romney, republicano de Utah. “Pero es realmente la responsabilidad de la administración anterior y de esta administración la que ha provocado esta crisis y ha llevado a lo que es sin duda una tragedia humanitaria y de política exterior”.
El líder republicano del Senado, Mitch McConnell, de Kentucky, dijo que la política de Estados Unidos en Afganistán, con 2.500 soldados sobre el terreno, había estado funcionando. “Estábamos, en efecto, manteniendo el control, impidiendo que los terroristas se reconstituyeran, y teniendo una huella ligera en el país”, dijo.
Funcionarios estadounidenses dijeron que el ataque del domingo con un dron estadounidense alcanzó un vehículo que transportaba a varios terroristas suicidas del Estado Islámico, lo que provocó explosiones secundarias que indicaban la presencia de una cantidad considerable de material explosivo.
En un comunicado, el Mando Central de Estados Unidos dijo que está investigando los informes de víctimas civiles que pueden haber sido causadas por las explosiones secundarias. Un funcionario afgano dijo que tres niños murieron en el ataque. Los funcionarios hablaron bajo condición de anonimato para discutir las operaciones militares.
Los 13 miembros del servicio muertos el jueves fueron las primeras tropas estadounidenses perecidas en Afganistán desde febrero de 2020, el mes en que la administración Trump llegó a un acuerdo con los talibanes en el que el grupo militante detuvo los ataques a cambio de un acuerdo para retirar todas las tropas y contratistas del país norteamericano y sus aliados para mayo de 2021.
Biden anunció en abril que los entre 2.500 y 3.000 soldados que quedaban saldrían en septiembre, poniendo fin a lo que ha llamado la guerra eterna de Estados Unidos.