Nicosia, EFE.- El papa pidió hoy a católicos y a ortodoxos que pongan a un lado las diferencias que los separan desde siglos para poder trabajar en favor de la educación y la caridad, al visitar hoy a los representantes de la Iglesia ortodoxa en la segunda jornada de su viaje a este país.
Francisco, que siempre ha abogado por el ecumenismo o la unidad de los cristianos, dio un paso más al reunirse con Jrisóstomo II, arzobispo ortodoxo de Chipre, en el palacio arzobispal y después con el Santo Sínodo, la máxima institución de esta Iglesia, en la catedral de Nicosia.
Sentado junto con el resto de los representantes del Sínodo en esta nueva catedral, el pontífice deseó “de corazón” que aumenten “las posibilidades de encontrarse de conocerse mejor”, de “derribar muchos preconceptos” y de disponerse “para una escucha serena de las respectivas experiencias de fe”.
“Este magnífico gesto sugiere que para revitalizarnos en la comunión y en la misión hemos de tener la valentía de despojarnos de aquello que, aun siendo valioso, es terrenal, para favorecer la plenitud de la unidad”, dijo, pero matizó que no se refería a lo que es sagrado, “sino al riesgo de absolutizar ciertos usos y costumbres que no son esenciales para vivir la fe”, dijo Francisco.
Los católicos y los ortodoxos mantienen fuertes diferencias, hasta ahora irreconciliables, en materia de doctrina y de rito sobre la Eucaristía, el significado de la Santísima Trinidad o el mensaje de la resurrección de Cristo.
En un discurso muy conciliador, el papa destacó: “No nos dejemos paralizar por el temor de abrirnos y de realizar gestos audaces, no secundemos el carácter irreconciliable de las diferencias que no encuentra correspondencia en el Evangelio. No permitamos que las tradiciones en plural y con la ‘t’ minúscula tiendan a prevalecer sobre la Tradición en singular y con la ‘t’ mayúscula”.
E instó a “dejar de lado teorías abstractas” ya trabajar “juntos codo a codo, por ejemplo, en la caridad, en la educación y en la promoción de la dignidad humana”.
“Cada uno mantendrá las propias maneras y el propio estilo pero, con el tiempo, el trabajo conjunto acrecentará la concordia y se mostrará fecundo”, agregó.
También lamentó que en la actualidad aún “hay falsedades y engaños que el pasado nos pone delante y que obstaculizan el camino” y que “siglos de división y distancias que han llevado a asimilar, aun involuntariamente, no pocos prejuicios hostiles respecto a los demás, preconceptos basados a menudo en informaciones deficientes y distorsionadas, divulgadas por una lectura agresiva y polémica”.
Por su parte, el arzobispo ortodoxo se refirió sobre todo a la invasión turca de 1974, que calificó como “peor que la de los bárbaros de Atila” y pidió la intercesión de Francisco, como ya hizo Benedicto que visitó la isla en 2010, para que se devuelva el patrimonio que quedó en la parte norte del país y se proteja su cultura “brutalmente violentada por Turquía”.
El papa viajará mañana a Grecia donde también tiene previsto entrevistarse con el arzobispo ortodoxo Jeromino II.