RT.- Una franja de lluvia intensa que se expande cada verano por más de 1.000 kilómetros al norte desde la costa oeste de México, azota los estados estadounidenses de Arizona y Nuevo México y alcanza en ocasiones el norte de California, no debe entenderse “como un monzón clásico en términos de su física central”, sostienen dos científicos que investigan el fenómeno.
Según los profesores de geociencia y climatología William Boos y Salvatore Pascale, el patrón de los monzones asiáticos, africanos e incluso sudamericanos no es aplicable a este evento climático anual, que deja al menos la mitad de la lluvia del año en los territorios afectados, porque son las montañas de la Sierra Madre y una fuerte convección lo que provoca “mecánicamente” esta intensa precipitación.
Un comunicado, difundido el 30 de noviembre por la Universidad de California en Berkeley, explica que los científicos recurrieron a un modelo computarizado que incorpora los patrones meteorológicos de Norteamérica y la topografía, con una buena resolución, para poner a prueba su idea del carácter excepcional de esta temporada húmeda regional.
La palabra ‘monzón’ evoca imágenes de las oleadas de lluvia del sur asiático, donde los repetidos aguaceros inundan la India y Bangladés durante varios meses cada verano, recuerdan en el comunicado. Estos y otros monzones, como los de Brasil y África, se generan cuando la intensa luz solar del verano hace que la atmósfera se caliente sobre el continente más que sobre el océano y este desequilibrio extrae la humedad del mar y la vierte en tierra firme en forma de intensas tormentas.
Al igual que en los mencionados ejemplos, la temporada de lluvia estival en Norteamérica dura semanas y hasta meses, pero las simulaciones detalladas por supercomputadora muestran que esto ocurre cuando la Sierra Madre Occidental, situada cerca de la costa oeste de México, desvía la corriente húmeda que tiende al este y la redirige hacia arriba sobre las laderas de las montañas. Allí el aire tropical húmedo del Pacífico oriental se enfría, se condensa y comienza a llover.
“Un gran impacto” en los pronósticos del tiempo”
Las montañas de la costa oeste de México pueden parecer enormes cuando te detienes junto a ellas como ser humano, pero son diminutas a escala global”, dijo Boos. “Históricamente, las simulaciones por computadora de la atmósfera y el océano en la Tierra apenas han podido tomar en cuenta estas montañas; es como tratar de ver los detalles de los dientes de un actor en la televisión de la década de 1970”, comparó.
No obstante, el estudio de los patrones de viento y lluvia realizado por ambos autores con la aplicación de los métodos más modernos disponibles, les ha permitido obtener una resolución más alta de la estructura y la dinámica de este monzón y “descubrir cómo funciona”.
Detrás de este fenómeno, según Boos, se encuentra “un conjunto completamente diferente de procesos científicos para predecirlo, tanto en pronósticos meteorológicos a corto plazo como en proyecciones climáticas a largo plazo”, en comparación con las lluvias monzónicas de otros continentes.
A raíz de esta diferencia, el investigador espera que su comprensión tenga “un gran impacto” en los pronósticos del tiempo para la región y también que se revisen las previsiones del futuro impacto del cambio de trayectoria que experimenta en el Pacífico la corriente de latitud media a causa del calentamiento global.
El artículo científico de Boos y Pascale al respecto fue publicado a finales de noviembre.