Bogotá, 28 sep (EFE).- Ser católico y apoyar el derecho a decidir de las mujeres no es incompatible, y de hecho más del 80 % de creyentes en varios países latinoamericanos consideran que debería haber una ley que permita, aunque sea parcialmente, ejercer el derecho al aborto.
Esas son algunas de las premisas de la campaña “Mujer, hágase tu voluntad”, que la Red de Católicas por el Derecho a Decidir de América Latina y el Caribe lanzó este miércoles con motivo del Día de Acción Global por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito.
“Se puede ser católica o creyente y feminista”, aseguró a Efe la directora en Colombia de Católicas por el Derecho a Decidir, Sandra Mazo, quien añadió: “No es incompatible ser católica y feminista, por el contrario es un ejercicio que va acorde a las enseñanzas de nuestra Iglesia”.
Por eso, desde hoy van a lanzar una campaña basada en mensajes religiosos. “Lo que se busca es, primero, situar el lugar de las mujeres como las que toman las decisiones alrededor de si quieren ser madres o no quieren serlo y que la Iglesia no las condena por tomar decisiones responsables, decisiones éticas, frente a su vida”, explicó Mazo.
Por eso insisten en que “la propia Iglesia reconoce el ejercicio de la conciencia como ese sagrario íntimo, profundo, que tenemos los seres humanos para dialogar con Dios y para tomar decisiones basadas en nuestra propia libertad”, subrayó.
LOS DATOS
La campaña está también basada en los datos recopilados de la Encuesta Regional sobre Sexualidad, Aborto y Religión realizada por Ipsos en 2021 en Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, México y Perú.
Esta encuesta recopila datos como que más del 70 % de las más de 6.000 personas creyentes entrevistadas consideran que una mujer que ha abortado puede seguir siendo buena creyente o que el 81 % considera que el aborto debería estar permitido por ley en todos o en algunos de los casos.
Además, el 78 % de las personas encuestadas están de acuerdo con que una mujer aborte en caso de violación; el 66 % cuando la vida de la mujer está en peligro; el 85 % cuando la salud de la mujer está en peligro, y el 66 % cuando el feto padece enfermedades congénitas.
“En Argentina, Colombia, México e incluso en Brasil, se ha movido mucho más la conversación en términos de favorabilidad, pero en países como Bolivia y Perú todavía tienen mucha influencia religiosa y también a raíz de las restricciones que hay en el ámbito legal frente al aborto, donde la conversación todavía no permea mucho o no avanza mucho en lo social”, explicó Mazo.
Y también es un llamamiento a la laicidad del Estado y al papel de la Iglesia que no debería “estar condenando ni influyendo en las políticas públicas que se están dando para garantizar los derechos sexuales y los derechos reproductivos, y, en este caso, en el aborto”.
Desde la organización son conscientes de que las instituciones eclesiásticas siguen siendo uno de los principales obstáculos para el avance de las legislaciones a favor de los derechos sexuales de las mujeres.
Pero consideran que, según demuestran los datos también, hay una gran parte de la comunidad creyente que cree que hay que “darle un giro a la conversación religiosa” y mostrar una “Iglesia más comprensiva, compasiva y respetuosa”.
“No hay una Iglesia única, monolítica, que tenga una sola mirada frente al tema del aborto; también existe una Iglesia alternativa, una Iglesia con una mirada más misericordiosa y que pide cambios sustanciales”, opina la directora de Católicas por el Derecho a Decidir en Colombia.