El Parlamento Europeo ha dado este martes su visto bueno definitivo al cargador universal en territorio comunitario. Lo que hasta hace poco parecía una quimera se ha tardado más de una década en llegar a un acuerdo definitivo permitirá, en un futuro próximo, que los europeos necesiten un solo dispositivo para cargar sus teléfonos móviles, tabletas, auriculares y otros aparatos electrónicos portables.
“La plétora de cargadores actuales será pronto cosa del pasado”, ha celebrado el ponente del Parlamento, Alex Agius. La aprobación de la legislación fue validada este martes en la sesión en Estrasburgo del Parlamento Europeo por 602 votos a favor, 13 en contra y ocho abstenciones. La normativa establece que, “antes de que acabe” 2024, todos los teléfonos móviles, tabletas y cámaras digitales vendidos en la UE deberán incorporar un puerto de carga USB de tipo C. La medida también será obligatoria para los ordenadores portátiles a partir de la primavera de 2026. Una decisión que “va a beneficiar a consumidores, a empresas y, también, al medio ambiente”, ha subrayado Agius.
La medida busca facilitar el día a día de una ciudadanía para la que este tipo de aparatos forma parte ya de su vida. Y que a menudo se enfrenta a problemas evitables. ¿Quién no se ha ido de viaje y, al abrir la maleta, se ha dado cuenta de que se dejó uno de los cargadores para el móvil, los auriculares o el ordenador o que se llevó el que no era? ¿Cuántos cargadores guardan polvo en los cajones o las esquinas de las casas olvidados o infrautilizados? La Unión Europea tiene, de hecho, cifras contundentes: solo en 2020 se vendieron 420 millones de teléfonos móviles y otros aparatos electrónicos portables.
De media, cada europeo posee tres cargadores para estos aparatos, de los que solo usa dos de forma habitual. Una cifra nada desdeñable de ciudadanos, el 38%, ha reportado en el pasado dificultades para cargar sus móviles, en general porque el cargador era incompatible. Más allá del exceso de basura tecnológica que esto genera (11.000 toneladas anuales, apunta Bruselas), esto tiene un coste extra bastante elevado para los consumidores: cada año, los europeos gastan unos 250 millones de euros en cargadores, ya que estos no vienen necesariamente con el equipo adquirido.
Salvo, probablemente, para los productores y comerciantes, esta situación es incómoda. La UE lleva más de una década intentando remediarlo con la propuesta de un cargador único, aunque hasta el último año no había cobrado verdaderamente impulso.
El paso dado este martes en Estrasburgo no es el definitivo, puesto que el Consejo deberá aún aprobar formalmente la directiva antes de que pueda ser publicada en el Diario Oficial de la UE. Pero no se cuenta con tropiezos en estos últimos pasos, más burocráticos que otra cosa, por lo que la votación de este martes en el hemiciclo europeo ha sido celebrada como una victoria por los responsables de la iniciativa, que entrará en vigor 20 días después de su publicación.
Después, los Estados miembros dispondrán de 12 meses para reflejar las nuevas normas en su legislación, y de otros 12 meses más para empezar a aplicarlas, de ahí que la fecha prevista para su implementación efectiva sea a finales de 2024. Los productos comercializados antes de la fecha de aplicación no estarán sujetos a las nuevas normas, subraya el comunicado oficial.
La batalla por un cargador único comenzó en 2009. Ese año se logró un memorando de entendimiento que permitió ya reducir el número de cargadores de 30 a 3. Pero el acuerdo expiró en 2014 y no se logró renovarlo, de ahí que la Comisión Europea decidiera apostar por la vía legislativa, que presentó finalmente en septiembre de 2021. El pasado junio, el Parlamento Europeo y el Consejo (el órgano que representa a los 27 gobiernos) alcanzaron un acuerdo provisional que ha permitido la votación contundente de este martes en Estrasburgo.
Sea cual sea el fabricante, la obligación de un cargador universal se aplicará a todos los teléfonos móviles, tabletas, cámaras digitales, auriculares, libros electrónicos, teclados y ratones, así como a las consolas de videojuegos, altavoces, sistemas de navegación y, en un segundo tiempo, ordenadores portátiles.
Junto a la comodidad que supondrá contar con un solo cargador para todos estos aparatos, la nueva legislación europea también obliga a que los dispositivos que permiten la carga rápida tengan la misma velocidad de carga, lo que según la UE “permitirá a los usuarios cargarlos a la misma velocidad con cualquier cargador compatible”.
Al acabar a la par con el “bloqueo tecnológico” que supone tener distintos puertos de carga, se logra que el consumidor deje de ser, como lo es prácticamente en la actualidad, cautivo (definición de la UE) de un fabricante concreto en cuanto adquiere uno de sus dispositivos.
Finalmente, para evitar que los fabricantes de este tipo de aparatos tengan la tentación de circunvalar la nueva normativa ”buscar una puerta trasera”, en palabras de Agius, e intenten imponer la carga inalámbrica a todos sus productos (olvidándose así de puerto de entrada universal), el Parlamento Europeo ha instado también a la Comisión a “armonizar los requisitos de interoperabilidad” para cuando la nueva legislación entre en vigor, en dos años. “No habría tenido sentido regular los cargadores sin ocuparnos también de la carga inalámbrica, en presente y futuro.
Hemos cerrado todas las puertas traseras”, ha asegurado en rueda de prensa Agius, quien confía en que en 2024 se cuente ya también con un “estándar común” para la tecnología inalámbrica.
Fuente: El País