Un estudio llevado a cabo en ratones por investigadores de Johns Hopkins, y que ha sido publicado recientemente en ‘The Journal of Neuroscience’, ha sugerido que el cerebro podría estar entrenado para filtrar el sonido de fondo.
En concreto, los expertos han observado que los ratones viejos eran menos capaces que los ratones jóvenes de ‘apagar’ ciertas células cerebrales activas cuando hay ruido ambiental. El resultado, dicen, crea un escenario de sonido ‘borroso’ que dificulta que el cerebro se concentre en un tipo de sonido, como las palabras habladas, y filtre el ruido de fondo.
Para alcanzar esta conclusión, los expertos registraron la actividad de 8.078 neuronas en la región del cerebro de la corteza auditiva de 12 ratones viejos (de 16 a 24 meses de edad) y 10 ratones jóvenes (de 2 a 6 meses de edad). Primero, condicionaron a los ratones para que lamieran un chorro de agua cuando escucharan un tono y, posteriormente, realizaron el mismo ejercicio mientras se reproducía ‘ruido blanco’ de fondo.
Sin el ruido ambiental, los ratones viejos lamieron el chorro de agua tan bien como los ratones jóvenes cuando escucharon el tono, si bien cuando se introdujo el ‘ruido blanco’ detectaron peor el tono y lamieron menos que los ratones jóvenes.
Para ver cómo se desempeñaban directamente las neuronas auditivas durante tales pruebas de audición, los investigadores utilizaron una técnica de dos fotones para observar la corteza auditiva en los ratones. La técnica utiliza fluorescencia para identificar y medir la actividad de cientos de neuronas al mismo tiempo.
Los investigadores encontraron que justo antes de la señal del tono había hasta el doble de actividad neuronal en ratones viejos que en ratones jóvenes, especialmente entre los machos, lo que hacía que los animales lamieran antes de que comenzara el tono. Una posible razón de ese resultado es que en los ratones viejos, el cerebro puede estar ‘disparando’ o comportándose como si hubiera un tono presente, cuando no lo está.
Los experimentos con ruido ambiental también revelaron que los ratones jóvenes experimentaron cambios en la proporción de neuronas activas e inactivas, mientras que los ratones mayores tenían neuronas activas de manera más constante en general. Por lo tanto, los ratones jóvenes podrían suprimir los efectos del ruido ambiental sobre la actividad neuronal, mientras que los ratones viejos no podrían.
InfoSalud/EuropaPress