Las tácticas de comercialización de la leche de fórmula son “explotadoras”, por lo que es urgente reforzar la normativa y aplicarla adecuadamente, según un nuevo documento de tres series publicado en ‘The Lancet’. Los expertos piden un tratado jurídico internacional que ponga fin a la “comercialización irresponsable” de leche artificial y a los grupos de presión política, acompañado de un apoyo más eficaz a la lactancia materna en todo el mundo.
Menos de la mitad de los lactantes de todo el mundo son amamantados, tal y como recomienda la OMS, mientras que las ventas de leche de fórmula aumentan a pesar de que no ofrecen los mismos beneficios nutricionales, de salud y de desarrollo que la lactancia materna.
La serie ‘The Lancet 2023’ sobre lactancia materna sostiene que las empresas de leche de fórmula “explotan las emociones de los padres y manipulan la información científica para generar ventas a expensas de la salud y los derechos de las familias, las mujeres y los niños”. Y pone de relieve el poder económico y político de las empresas dominantes de leche de fórmula y los fallos de las políticas públicas que impiden a millones de mujeres amamantar como se recomienda.
Los autores subrayan que la lactancia materna es una responsabilidad colectiva de la sociedad y reclaman una promoción, un apoyo y una protección más eficaces de la lactancia materna, incluido un personal sanitario mucho mejor formado.
El coautor de la serie, el profesor Nigel Rollins, de la OMS, afirma que “la venta de leche de fórmula comercial es una industria multimillonaria que utiliza grupos de presión política junto con un sofisticado y muy eficaz libro de jugadas de marketing para convertir el cuidado y la preocupación de los padres y cuidadores en una oportunidad de negocio. Es hora de poner fin a esta situación –reclama–. Las mujeres deben poder tomar decisiones sobre la alimentación infantil basadas en información precisa y libre de influencias de la industria”.
“Según nuestra serie, la sociedad, la política y la economía contribuyen a que menos de la mitad de los lactantes del mundo reciban la lactancia materna recomendada –destaca–. La lactancia materna debe considerarse una responsabilidad colectiva de la sociedad, no una preocupación exclusiva de las mujeres. Necesitamos ver acciones de amplio alcance en diferentes ámbitos de la sociedad para apoyar mejor a las madres para que amamanten durante todo el tiempo que deseen”.
Los expertos recuerdan que “los bebés tienen más probabilidades de sobrevivir y desarrollar todo su potencial cuando son amamantados. La lactancia favorece el desarrollo cerebral, protege a los bebés contra la desnutrición, las enfermedades infecciosas y la muerte, y reduce el riesgo de obesidad y enfermedades crónicas en etapas posteriores de la vida”.
“Sin embargo, en todo el mundo, muchas mujeres que desean dar el pecho se enfrentan a múltiples obstáculos, como un permiso parental insuficiente y la falta de apoyo en los sistemas sanitarios y en el lugar de trabajo, en el contexto de las tácticas de marketing explotadoras de la industria comercial de preparados lácteos”, afirma el coautor de la serie, el profesor Rafael Pérez-Escamilla, de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Yale (Estados Unidos).
“La industria de las leches de fórmula utiliza datos científicos deficientes para sugerir, con escasas pruebas, que sus productos son la solución a problemas comunes de salud y desarrollo infantil. Los anuncios afirman que las fórmulas especializadas alivian la irritabilidad, ayudan con los cólicos, prolongan el sueño nocturno e incluso fomentan una inteligencia superior, pero los estudios no muestran ningún beneficio de los ingredientes de estos productos en el rendimiento académico o …
Asimismo, la serie explica cómo el marketing de la leche de fórmula se aprovecha de la falta de apoyo a la lactancia materna por parte de los gobiernos y la sociedad para utilizar la política de género para vender sus productos.
Una nueva revisión, realizada para la Serie, de 153 estudios detalla cómo las prácticas de comercialización que violan el Código han continuado en casi 100 países y en todas las regiones del mundo desde su adopción hace más de cuarenta años, por lo que pide un tratado jurídico internacional sobre la comercialización de alimentos para bebés que proteja la salud y el bienestar de las madres y las familias.
También llama la atención sobre el poder de esta industria para influir en las decisiones políticas nacionales e interferir en los procesos reguladores internacionales y nacionales y resalta que la industria de la leche de fórmula ha establecido una red de asociaciones comerciales y grupos de fachada que ejercen presión contra el Código y otras medidas de protección de la lactancia materna.
Además de influir en las organizaciones políticas, los autores sostienen que las empresas también se aprovechan de la credibilidad de la ciencia patrocinando organizaciones profesionales, publicando artículos patrocinados en revistas científicas e invitando a líderes de la salud pública a formar parte de consejos y comités consultivos, lo que provoca conflictos de intereses inaceptables en el ámbito de la salud pública.
“Necesitamos un tratado jurídico internacional más estricto sobre la comercialización de preparados lácteos que se incorpore a la legislación de todo el mundo (…) que regularía la industria comercial de preparados lácteos sin restringir la venta de los productos a quienes los necesitan o desean. En términos más generales, la comunidad sanitaria mundial y pública también debe ser mucho más crítica con las asociaciones público-privadas que permiten o toleran conflictos de intereses”, a …
Recuerdan que 500 millones de mujeres trabajadoras de todo el mundo no tienen derecho a una protección adecuada de la maternidad y, según una revisión sistemática de estudios, las mujeres que disfrutan de un permiso de maternidad de al menos tres meses, remunerado o no, tienen al menos un 50% más de probabilidades de seguir amamantando a sus hijos que las que se reincorporan al trabajo a los tres meses de dar a luz.
Así, los autores piden a los gobiernos y a los lugares de trabajo que reconozcan el valor de la lactancia materna y del trabajo de cuidados, mediante acciones como la ampliación de la duración del permiso de maternidad remunerado para que coincida con la duración de seis meses recomendada por la OMS para la lactancia materna exclusiva.
Sonia Hernández-Cordero, de la Universidad Iberoamericana de Ciudad de México, reconoce que se están observando mejoras en algunos países pero añade que “muchos gobiernos no protegen a las madres y los niños de las prácticas comerciales poco éticas debido al poder económico y político de las empresas transnacionales”.
“El consejo de que la lactancia materna es lo mejor para la salud de los bebés no sirve de nada si las mujeres no reciben apoyo para comprender y gestionar los comportamientos inestables de los bebés, o si las madres sin permiso de maternidad o remuneración se ven obligadas a volver a trabajar por necesidad económica”, afirma la doctora Julie Smith, de la Universidad Nacional de Australia.
“Es vital ampliar la formación de los profesionales de la salud en materia de lactancia materna, así como establecer un permiso de maternidad remunerado y otras medidas de protección. Para ello es necesario cambiar la forma en que la sociedad considera que la lactancia materna es responsabilidad exclusiva de cada mujer y hacer recaer la responsabilidad en todos los niveles de la sociedad”, concluye el profesor Rafael Pérez-Escamilla, de la Escuela de Salud Pública de Yale.
EP