Internacional. Los científicos lo llaman el “pico de la bomba” o el “pulso de la bomba” y desde hace más de medio siglo deja su impronta en el cuerpo humano.
En la década de 1950 hubo tantas explosiones de bombas nucleares en la superficie que estas transformaron la estructura química de la atmósfera y alteraron la composición de carbono de la vida en la Tierra.
A diferencia de la lluvia radiactiva directa de las explosiones, el pico de la bomba no es dañino. De hecho, ha demostrado ser sorprendentemente útil para los científicosen los últimos años. Algunos incluso han ido tan lejos como para describirlo como el “revestimiento plateado de la nube de hongo”.
¿Por qué? La huella del pulso es omnipresente hasta el punto de que puede, entre otras cosas, revelar a los científicos forenses cuándo nació o murió una persona, aportar descubrimientos sobre la edad de las neuronas en nuestro cerebro, delatar el origen de la vida silvestre, determinar la añada de un vino tinto e incluso descubrir la verdadera edad de los tiburones centenarios.
BBC News