Las elecciones municipales de octubre en Brasil supondrán el mayor desafío político para el presidente Luiz Inácio Lula da Silva en 2024, un año que le plantea un nuevo choque con la extrema derecha del exmandatario Jair Bolsonaro.
Lula completa este 1 de enero el primer año de su nuevo mandato y todo su foco político ya está puesto en unas municipales que, a partir de marzo, cuando comenzarán a definirse las candidaturas, volverán a sumergir al país en clima de campaña.
Pese a su carácter local, esos comicios, en los que se renovarán los alcaldes de 5.568 municipios, son considerados un termómetro de la gestión del Gobierno federal casi a mitad del mandato de cuatro años y del ánimo del elector ya de cara a las presidenciales, que tendrán su próxima edición en 2026.
Lula, afronta el reto de las elecciones municipales
Esta vez tendrán un valor añadido, pues volverán a poner frente a frente, tras las convulsionadas presidenciales de 2022, al movimiento progresista encarnado por Lula y a la radical extrema derecha que lidera Bolsonaro.
Además, pondrán a prueba a la pragmática y variopinta coalición formada por Lula con partidos que van desde la izquierda hasta la derecha más moderada y que acudirán divididos a estos comicios.
“No sabemos cómo será esa elección, pero sinceramente creo que será otra vez Lula contra Bolsonaro, disputando en los municipios”, dijo el líder progresista en un reciente congreso del Partido de los Trabajadores (PT), que fundó en 1980 y controla con mano de hierro desde entonces.
“Tendremos que demostrar que es mejor vivir en democracia que con autoritarismo”, apuntó aludiendo al talante de Bolsonaro, un capitán de la reserva del Ejército nostálgico de dictaduras y que durante su mandato (2019-2022) mantuvo un pulso constante con las instituciones democráticas.
Bolsonaro, inelegible pero en campaña permanente
El líder de la extrema derecha pagó caro este año las múltiples irregularidades en que incurrió durante la campaña de 2022 frente a Lula, al punto de que la Justicia Electoral le declaró “inelegible” durante ocho años, período en el que no podrá postular a cargo alguno.
Aun así, Bolsonaro ha dicho que las próximas municipales serán una plataforma para “defender su legado” y reconquistar el voto de los electores más conservadores.
Desde mediados de este año, se ha dedicado a recorrer el país y a recomponer a la ultraderecha de cara a las municipales, con un duro discurso contra la gestión de Lula y todo el progresismo en general.
En casi todas las ciudades que ha visitado ha reunido multitudes y alentado la polarización política que ha marcado al país durante los últimos años.
Al frente del Partido Liberal (PL), Bolsonaro sostiene que su intención es que esa formación tenga candidatos propios en unas 3.000 de las 5.568 ciudades, incluidas las 26 capitales regionales.
La meta es vencer “al menos” en un millar y darle “capilaridad” a la ultraderecha para las presidenciales de 2026, en las que aún no podrá presentarse pero en las que pretende tener un candidato elegido a dedo.
Lula congela su agenda internacional por las municipales
Con más discreción que Bolsonaro, Lula también ya se ha puesto en campaña para las municipales y ha comenzado por São Paulo, la ciudad más poblada del país, en la que el movimiento progresista tendrá como candidato a alcalde al diputado Guilherme Boulos.
Socialista, de 41 años y líder del movimiento sin techo, Boulos ha sido elegido por Lula para enfrentar al bolsonarismo que gobierna São Paulo, donde se prevé que el choque entre el progresismo y la extrema derecha será más enconado.
Con la excusa de la inauguración de unas viviendas populares, Lula estuvo a mediados de diciembre en São Paulo y convirtió el acto en un mitin de apoyo a Boulos.
Ese día, anunció que hará una pausa en su agenda internacional en 2024 para “viajar por Brasil”, con el nada disimulado objetivo de promover a sus candidatos y revertir el descalabro sufrido por la izquierda en las municipales de 2020.
En esos comicios, en casi el 70 % de las alcaldías se impusieron el centro y la derecha alineados entonces con Bolsonaro y el PT de Lula ganó solo en 182 ciudades, con el peor resultado municipal de su historia.