Netflix, regresó este 16 de mayo con la tercera temporada de Bridgerton y presentó tanto romance como erotismo.
En este retorno al periodo de la Regencia, las escenas de sexo son “intimidantes” pero “brillantes”, tal como lo describió la producción ganadora de un Emmy. La historia se centra en el romance más esperado hasta el momento: Penelope Featherington (Nicola Coughlan) y Colin Bridgerton (Luke Newton).
Para Featherington, Nicola “es un bicho raro” y una protagonista muy improbable si se considera su tímida personalidad y su hábito de esparcir chismes de la alta sociedad a través de su pseudónimo, Lady Wistledow.
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¿Cómo se filmaron las escenas eróticas?
Pero para parte de la audiencia, el problema es otro: su peso. La actriz de 37 años tuvo que lidiar con comentarios crueles sobre su cuerpo desde la primera entrega en 2020. Dos años después, cansada de esta situación, decidió alzar la voz a través de una publicación en Instagram. “Es realmente difícil soportar el peso de miles de opiniones sobre tu apariencia que te envían directamente todos los días. Si tienen una opinión sobre mi cuerpo, por favor, no la compartan conmigo”, escribió.
Esa es la razón principal por la que, cuando el equipo de vestuario le envió una tanga para su primera escena sexual, inmediatamente la arrojó junto a la ropa sucia. “Fui al baño y miré en el espejo de cuerpo entero. Yo estaba como: ‘¡Por supuesto que no! ¿Cómo voy a hacer eso?’”, le dijo a LA Times.
Es una suerte que la química con su coprotagonista, Newton, haya sido tan natural y explosiva. Él fue “su lugar seguro”, y sentía “cierto nivel de comodidad física” que “ayudó enormemente” cuando el rodaje empezó a alcanzar el climax. “No tuvimos que hacer nada para que nos gustara y encender todo”, confesó para E! News.
“Estábamos listos para dejar de reprimir la tensión que hubo en las dos primeras temporadas. Era como si estos personajes hubieran llegado allí durante un largo período de tiempo. Hablan de Colin y Pen como un romance lento, pero en realidad cuando llegamos allí…”, agregó y soltó una risa.
Lo que siguió fue catártico. Sus escenas eróticas fueron tan enérgicas que hasta rompieron un mueble. Incluso Coughlan pidió a la producción que incluyan “ciertas líneas y momentos”, como una toma donde se muestra totalmente desnuda ante la cámara. “Esa fue mi idea, mi elección. Simplemente se sintió como el mayor ‘vete a la mie***’ de toda la conversación en torno a mi cuerpo; fue increíblemente empoderador”.
Gracias a Newton, filmar esas escenas fueron todo lo contrario a lo que creía, y “resultó sorprendentemente liberador”. “Me sentí hermosa y pensé: ‘Cuando tenga 80 años, quiero recordar esto y lo jodidamente sexy que me veía. Al final del día, ambos estábamos acostados bajo una manta, sin ropa, simplemente relajándonos. Pensamos: ‘Por eso los nudistas lo hacen’”.
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Coreografía erótica
Por supuesto, todo fue resultado de un ejercicio profesional a cargo de la coordinadora de intimidad, Lizzy Talbot. ¿Su trabajo? Encargarse de que los actores se sientan cómodos durante las escenas de contacto íntimo.
“Tuvimos semanas antes del rodaje en las que dividíamos cada escena en momentos coreografiados. La gente decía: “Bueno, ¿es como una acrobacia o como un baile? [Y realmente] es más como darte un esquema para hacerlo de la manera que quieras hacerlo”, admitió Coughlan.
Ensayar no hace que se termine la magia, por el contrario. Se llegan a acuerdos para “fluir con ello y hacer que parezca natural y orgánico”. Esto implica que en el set se utilicen accesorios muy curiosos que ayudan a que sus partes íntimas mantengan distancias entre sí. La variedad es amplia: colchonetas, cojines e incluso, como fue en este caso, una pelota desinflada.
“Si hay dos personas haciendo una escena de sexo, la regla es que deben tener tres barreras que los separen. En ciertos actos fue necesario un balón de baloncesto medio inflado para permitir el movimiento sin tener que conectarnos físicamente”, explicó Jonathan Bailey, el intérprete de Anthony Bridgerton.
Esa explicación podría ser suficiente para que los lectores se hagan una idea, pero no para los padres de la protagonista, una pareja católica irlandesa que no verán las escenas más candentes entre su hija y Newton gracias a una solicitud especial de Coughlan, quien le pidió a Netflix que le entregue a su familia una edición censurada de la serie. “Está literalmente escrito en mi contrato”, alegó.
Nicola Coughlan aún no puede creer que es el centro de la atención de la tercera temporada. Ser la protagonista de una megaproducción de Netflix le parece un sueño, considerando que su carrera empezó a despegar después de los 30 años.
No todos están felices
Aunque lo que para ella fue una experiencia de ensueño, a Regé-Jean Page le resultó “abrumador”. El intérprete de Simon Basset, pareja en la ficción de Daphne Bridgerton (Phoebe Dynevor) en la primera temporada renegó en numerosas entrevistas de las múltiples escenas de sexo explícitas y apasionadas que protagonizó.
“Nadie estaba lo suficientemente preparado. Yo no estaba lo suficientemente preparado [para ver el contenido explícito] y eso que estuve allí”, le dijo a The Hollywood Reporter en 2021.
“En esta ocasión lo aceptaré porque todo el mundo parece estar tremendamente feliz”, concluyó durante la conversación. Al año siguiente, rechazó la oferta de volver a aparecer en el programa como invitado especial, pese a que el cheque de pago consistía en USD 50 mil dólares.
No fue la única queja. Según reportó The Sun, las páginas ilegales de contenido para adultos robaron los clips sexuales del drama de época, dejando a Phoebe Dynevor “devastada”. “Phoebe y Regé firmaron para el papel de su vida y no dieron su consentimiento para ser explotados de esta manera. Vender escenas como pura obscenidad está fuera de lo común”, le dijo una fuente cercana a la actriz al medio.
Lamentablemente, esta noticia no es nueva dentro de Internet. Otros proyectos como Juego de tronos y, más recientemente, Euphoria, Los voyeristas y Normal People, enfrentaron situaciones similares. Actualmente, la producción de Bridgerton está intentando detener las filtraciones de las escenas explícitas de la pareja principal de la próxima entrega, que cada vez se difunden más en línea.
Jonathan Bailey, la figura central de la segunda temporada concluyó sobre el tema: “Para nosotros, la novedad definitivamente ha desaparecido de las escenas de sexo. Sería bueno que, con suerte, en los próximos años no sea el gran tema de conversación de lo que es y ha sido Bridgerton”.
Una producción de proporciones épicas
Pero la nueva entrega no se limita a lo sexual. La producción de la serie alcanzó un nivel de detalle y opulencia pocas veces visto en la televisión. En la temporada se utilizaron alrededor de 1.000 pelucas, cada una hecha a mano para cada personaje.
Erika Okvist y su equipo de 20 personas, son los encargados de su diseño y anteriormente ya habían trabajado en la franquicia. Su rigurosa atención al detalle se aprecia en las pelucas que usó Golda Rosheuvel, quien interpretó a la reina Charlotte en la precuela homónima. Estas pelucas, junto con el traje, pueden pesar hasta 12 kg, lo que llevó a la actriz incluso a usar un collarín en ocasiones para ponérselas y quitárselas.
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Debido al tamaño y peso, Rosheuvel no pudo mover la cabeza de lado a lado, ya que podría haber ocasionado que se caigan. La altura de estos postizos también obligó a la intérprete a viajar separada del resto del reparto. Ella reveló que tenía su propio minibús con un techo elevado para acomodar todo ese pelo.
Por otro lado, no se puede pasar por alto la enorme lista de personas que conformaron la producción. La serie ha llegado a tener más personas trabajando en el set en un momento dado que todas las que fueron necesarias para crear la franquicia de Star Wars. Solo el departamento de vestuario de la tercera temporada contó con 250 personas, incluyendo cortadores de patrones, costureras, sombrereros y bordadores.
Cada episodio tiene un costo estimado de 5,6 millones de libras, lo que eleva el costo total de la última serie de ocho episodios a 44,8 millones de libras. La opulencia de Bridgerton se refleja en cada fotograma. La decoración tiene costos elevados, como el papel pintado, que se estima en 1.000 libras por escena. El vestuario requiere alrededor de 7.500 trajes diferentes por serie.
Los salarios de los actores también han aumentado junto con la fama de la ficción. Phoebe Dynevor, quien interpretó a Daphne Bridgerton en las dos primeras series, ganó 400.000 libras por serie. Se espera que Nicola Coughlan, quien tiene un papel protagónico, haya ganado una cantidad similar.
La primera parte de la temporada 3 de Bridgerton se estrenó el 16 de mayo. La segunda parte conformada por cuatro episodios llegará casi un mes después, el 13 de junio de 2024.
Infobae