Teherán, (EFE).- El ministro paquistaní de Asuntos Exteriores, Shah Mahmood Qureshi, ejerció este lunes sus buenos oficios en Teherán para intentar reducir la tensión en la región de Oriente Medio, en especial en el golfo Pérsico.
Qureshi, quien llegó el domingo a Irán y tiene previsto viajar a continuación a Arabia Saudí, se reunió en esta jornada con su homólogo iraní, Mohamad Yavad Zarif.
Los jefes de la diplomacia de Pakistán e Irán “intercambiaron opiniones respecto a los lazos bilaterales y los temas regionales, especialmente la reducción de la tensión en el golfo Pérsico”, indicó un escueto comunicado del Ministerio de Exteriores iraní.
El ministro paquistaní Qureshi pidió “la máxima moderación y (dar) pasos inmediatos” para reducir las tensiones y abogó por resolver los problemas “mediante el diálogo y la diplomacia”.
Según una nota del ministerio de Exteriores de Pakistán, “la guerra no interesa a nadie” y hay un consenso general entre los líderes de la región a favor de evitar un conflicto.
Qureshi reiteró que Pakistán no permitirá que su territorio sea utilizado para atacar otros países y que tampoco tomará parte en ninguna guerra en la región.
El jefe de la diplomacia paquistaní se entrevistó también el domingo por la noche con el presidente iraní, Hasan Rohaní, quien aseguró que acoge “con beneplácito los esfuerzos de Pakistán para promover la paz y la estabilidad regional”.
“En las condiciones actuales, todos debemos cooperar para establecer la paz y la estabilidad y aliviar las tensiones”, indicó el mandatario iraní.
Rohaní también enfatizó que la República Islámica está “preparada para defender sus intereses pero nunca trató de encender una guerra en la región”.
La escalada de la tensión comenzó el 3 de enero con el asesinato, mediante un bombardeo selectivo de EE.UU. en Bagdad, del poderoso general Qasem Soleimaní.
En represalia, la Guardia Revolucionaria iraní atacó con misiles la base aérea Ain al Asad en el oeste de Irak, que alberga tropas estadounidenses, amenazando con que este era solo el comienzo de su venganza.
Para calmar los ánimos también estuvo el domingo en Teherán el emir de Catar, Tamim bin Hamad al Zani, quien urgió en una comparecencia con Rohaní a recurrir al diálogo para superar la actual crisis.
“Esta visita viene en un tiempo crítico y hemos acordado con el presidente que la única solución a la crisis es la distensión de la escalada de todas las partes”, dijo Al Zani.
Esta crisis ha llevado a temer el inicio de un conflicto más amplio por lo que los países de la región con buenas relaciones tanto con Teherán como con Washington, como Catar y Pakistán, han decidido mediar.
La otra pieza clave es Arabia Saudí, tradicional rival de Irán y aliado de EE.UU.: Qureshi viajará a Riad aprovechando que sus lazos con el reino son también buenos.