¿Se acuerdan de Ultima Thule, el pequeño cuerpo celeste que acaparó titulares el año pasado cuando se convirtió en el objeto celeste más visitado por una nave espacial? Pues ahora se llama Arrokoth (que significa `cielo’ en una lengua indígena americana) y sabemos muchas más cosas sobre él.
Entre ellas, que su superficie es totalmente roja, que es un mundo muy frío y que probablemente se formó hace 4,000 millones de años.
Son algunos de los resultados de los tres estudios científicos que este jueves publica la revista Science, y que profundizan en el conocimiento de este objeto situado en el cinturón de Kuiper. Un pequeño mundo de apenas 35 kilómetros de longitud pero que contiene claves para entender cómo se formaron los planetas del Sistema Solar.
El 1 de enero de 2019, la sonda New Horizons se acercó a Arrokoth (entonces Ultima Thule y oficialmente 2014 MU69), tomando imágenes y datos a unos 3.500 kilómetros de su superficie. La nave, que fue lanzada al espacio en 2006 y había pasado por Plutón, se encontraba a 6, 600 millones de kilómetros de distancia de la Tierra.
A las pocas horas de la maniobra, la NASA difundió imágenes y sacó algunas conclusiones iniciales de este cuerpo formado por dos lóbulos cuya forma recordaba a un muñeco de nieve.
El primer análisis, basado en una pequeña parte de los datos recogidos durante la aproximación, se publicó en la revista Science en mayo de 2019. Pero la nave había obtenido muchísima más información que ha ido mandando a la Tierra y su análisis ha permitido ahora radiografiar en profundidad a este objeto, esclareciendo su origen y probable composición.
“Arrokoth es el objeto más lejano, primitivo y prístino que ha sido explorado por una nave espacial, así que sabíamos que tendría una historia única. Nos está enseñando cómo se formaron los planetesimales [objetos formados en discos protoplanetarios de gas y polvo] y pensamos que estos resultados suponen un avance significativo en nuestra comprensión general de los planetesimales y de la formación de planetas “, ha declarado Alan Stern, científico principal de la misión New Horizons.
La unión de dos cuerpos
En el primer estudio, liderado por William McKinnon, se realizó una simulación para intentar averiguar cómo se formó, uno de los aspectos que más intrigaba a los científicos debido a su peculiar forma. Su análisis sugiere que las dos partes o lóbulos que lo forman fueron cuerpos independientes que se fusionaron suavemente, descartando que se unieran de manera violenta.
“De la misma forma que los fósiles nos dicen cómo evolucionaron las especies en la Tierra, los planetesimales nos cuentan la historia sobre cómo se formaron los planetas en el espacio”, compara William McKinnon, de la Universidad de Washington en St. Louis.
Otra de las investigaciones, firmada por el equipo de John Spencer, sostiene que sus dos lóbulos son menos planos y tienen mayor volumen de lo calculado inicialmente. Además, su superficie es bastante lisa y presenta sólo algunos cráteres lo que, según los científicos, significa que se ha conservado bien desde el final de la era de formación de planetas. A partir de la densidad de cráteres en su superficie, estiman que su edad ronda los 4.000 millones de años.
Uniformemente rojo
Ya se sabía que Arrokoth era rojizo y un tercer estudio lo confirma, añadiendo que lo es de forma uniforme en toda su superficie. Creen que su color rojo probablemente se debe a la presencia de moléculas orgánicas complejas. Es un mundo muy frío, cubierto de hielo de metanol. Aunque no han detectado agua, no descartan que la tenga.
Tanto su color uniforme como su composición apuntan a que Arrokoth se formó debido al llamado colapso gravitacional (en una nube de colapso local), según coinciden los científicos que lo están estudiando.
La publicación de los resultados coincide con la celebración en Seattle del encuentro de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS, por sus siglas en inglés)
Mientras tanto New Horizons sigue explorando los confines del Sistema Solar y se encuentra en buena forma, según la NASA, que no descarta asignarle un nuevo objetivo de exploración en el cinturón de Kuiper. Actualmente está a 7.100 millones de kilómetros de la Tierra, operando con normalidad, y viaja a una velocidad de 50.400 kilómetros por hora.
Fuente: El Mundo