Panamá, EFE.- Panamá registró 7 muertes más por COVID-19 que elevaron a 94 la cantidad de defunciones, y 72 nuevos casos de la enfermedad para llegar a 3.472 contagios confirmados, informaron este lunes las autoridades sanitarias panameñas.
En el recuento diario de datos, se indicó que 2.983 personas se encuentran en aislamiento domiciliario con sintomatología leve.
Hay hospitalizados 334 pacientes, de ellos 105 en la unidad de cuidados intensivos y el resto en salas, y una cantidad de 61 recuperados.
Se han realizado 15.567 pruebas de diagnóstico en Panamá, de las que el 23 % o 3.642 han resultado positivas, dijeron las autoridades, que recordaron que un mismo paciente puede ser sometido a varios test.
La directora nacional de Epidemiología del Ministerio de Salud (Minsa), Lourdes Moreno, destacó que el mayor número de muertes sigue dándose en las personas mayores de 60 años, con 73 defunciones de las 94 que se han registrado hasta ahora.
Las autoridades dijeron que esta semana es critica para mitigar el avance de la pandemia en el país y no sobrepasar la capacidad del sistema de salud, para que no colapse.
Explicaron en ese sentido que es importante observar el patrón en cuanto a la duplicación de los casos, que inicialmente se daba cada 4 días y luego pasó a ocho días, y señalaron que ideal es que esté por encima de los diez días.
También destacaron que para el 3 de abril pasado se estimaba que una persona con COVID-19 contagiaba a otras dos, hasta este domingo que bajó a 1,5 personas, por lo que exhortaron a la población a estar más comprometidos con las medidas de mitigación para contener la propagación del virus.
El Gobierno de Panamá decretó una cuarentena nacional indefinida el pasado 25 de marzo que se ha ido endureciendo de forma paulatina y actualmente permite a las personas salir 2 horas diarias con base en el género de la población, una medida temporal que busca sacar de las calles al 50 % de la gente cada día.
Hay un sector que puede movilizarse con salvoconductos porque trabaja en sectores básicos que permanecen activos, como salud, alimentación, transporte, comunicaciones, entre otros, mientras que están cerrados desde la segunda semana de marzo los comercios e industrias no esenciales y las escuelas.