El fiscal general de Arabia Saudí, Saud al Moyeb, ha anunciado este jueves que ha pedido la pena de muerte para cinco personas que confesaron haber participado en el asesinato en el consulado saudí en Turquía del periodista, Jamal Khashoggi, y que ha presentado cargos contra otros seis, además de asegurar que el príncipe heredero, Mohamed bin Salman, no estaba al tanto del crimen. Para Turquía las explicaciones sobre el asesinato son “insatisfactorias”.
El fiscal acusó al subdirector de los servicios secretos del reino, Ahmad Asiry, de organizar la operación que tenía como objetivo “devolver” a Khashoggi a Arabia Saudí. Según el fiscal, el plan que se estableció el 29 de septiembre, tres días antes de la desaparición del periodista, fue para que el equipo matara a Khashoggi si los negociadores no lograban convencerlo de que regresara a casa.
El fiscal general ratificó la teoría que ya expresó hace unas semanas, al explicar que se produjo una “pelea” entre los agentes y Khashoggi en el consulado, y entonces, los sospechosos le sujetaron y le inyectaron una “dosis grande de un somnífero”, lo que produjo su muerte. “Después de asesinarlo, el cuerpo fue cortado en trozos por los asesinos y llevado fuera del consulado”, donde fue entregado a un “colaborador turco”, explica el fiscal.
El jefe de la diplomacia turca, Mevlüt Çavusoglu, ha respondido este jueves que hay varios puntos que le parecen contradictorios e insiste en que se trataba de un asesinato premeditado y planeado. “Hay varias declaraciones que no me parecen satisfactorias. Se dice que todo ocurrió cuando esta persona se resistió a que lo llevaran de vuelta a su país, pero era algo planificado. Si no, no se entiende que descuartizaran el cuerpo. Llevaron de antemano los instrumentos necesarios para matarlo y descuartizarlo”, subraya el ministro turco. “¿Dónde está el cuerpo de Khashoggi? Hay que hacer que salga a la luz el instigador, el que dio las instrucciones; no se puede cerrar el proceso así. Seguiremos el asunto”, concluye.
Otros detalle confirmados en una rueda de prensa: que las cámaras del consulado habían sido desactivadas antes del ataque. Además que el príncipe se enteró del caso a través de los “informes falsos” que le presentaron los agentes responsables de la operación y “por los medios de comunicación”.
Aunque al principio Turquía había propuesto que el caso Khashoggi se juzgara en Estambul, ayer el ministro de Exteriores turco propuso una investigación internacional. “Hemos mostrado las pruebas a todo el que quisiera verlas. Estas pruebas, recogidas por nuestras fuerzas de seguridad, forenses, servicios secretos y el Ministerio de Interior, deben mostrarse a la comunidad internacional”, dice el ministro.