Cuando hablamos de un proceso de rehabilitación neuropsicológica nos referimos a un conjunto de herramientas terapéuticas enfocadas en restablecer las funciones mentales y orgánicas que se vean afectadas por cualquier motivo. En este sentido, se trata de un proceso en el cual se debe determinar la causa del daño para luego abordarlo.
Algunos ejemplos de daño neuropsicológico podrían ser las demencias o las secuelas de una enfermedad cerebrovascular; estos casos traen consigo una afección orgánica que se ve reflejada en la vida de los pacientes mediante cambios bruscos en sus comportamientos. Sin embargo, con la rehabilitación estos cambios pueden ser moderados.
Es importante establecer que el proceso no promete recuperar completamente las funciones cerebrales afectadas, pero sí busca proporcionar a los pacientes un nivel de autonomía elevado para que sean capaces de valerse por sí mismos.
¿Qué es la rehabilitación neuropsicológica y cuándo se recomienda?
En términos generales, la rehabilitación neuropsicológica consiste en aplicar una serie de técnicas prácticas (ejercicios) con la finalidad de restablecer el funcionamiento cognitivo de las áreas del cerebro que lo requieran. Por supuesto, las técnicas aplicadas deberán estar acompañadas de un proceso terapéutico convencional.
Como resultado de la aplicación conjunta del acompañamiento terapéutico y los ejercicios de rehabilitación específicos los pacientes comenzarán a recuperar progresivamente sus funciones cognitivas. Son convenientes estas técnicas cuando los pacientes se ven afectados significativamente en su vida cotidiana.
Por ejemplo, luego de un ACV las personas presentan limitaciones neurológicas y motrices que disminuyen significativamente su autonomía. En estos escenarios, lo mejor es comenzar a estimular las áreas del cerebro que se encuentran afectadas.
En este sentido se comprende que este tipo de rehabilitación es requerido únicamente cuando se determina un daño orgánico manifiesto. Ahora bien, no debe aplicarse a personas que presenten un deterioro cognitivo propio de la vejez; en esos casos el tratamiento es diferente, enfocado en la adquisición de nuevas rutinas.
¿Cómo funciona la rehabilitación neuropsicológica?
El éxito de la rehabilitación de las funciones neurológicas está basado en un modelo multidisciplinario. En principio, se debe establecer cuáles son las áreas que presentan daño orgánico. Al mismo tiempo, se toman en cuenta las particularidades de cada paciente; antecedentes familiares, personales y los hábitos psicobiológicos.
Dentro de este marco, los especialistas que forman parte del equipo multidisciplinario deben ser neurólogos, psicólogos y fisioterapeutas. Lo más importante en el proceso de rehabilitación es que se aborden conjuntamente los aspectos orgánicos, psicológicos y físicos; proporcionando la estimulación necesaria.
El neurólogo es quien se encarga de la evaluación de las estructuras cerebrales y determinará el progreso que se puede obtener durante la rehabilitación. Mientras tanto, el psicólogo clínico realiza el acompañamiento emocional y trabaja en aspectos como la motivación al logro de los pacientes.
El fisioterapeuta desempeña un rol importante durante el proceso de mejoría de los pacientes, es quien lleva a cabo los ejercicios prácticos requeridos para la recuperación de la intercomunicación entre neuronas. Naturalmente, la estimulación física conjuntamente con la buena disposición de los pacientes producen la esperada mejora.
Aspectos a tener en cuenta durante la recuperación
Durante el tiempo que tarda el proceso de recuperación se deben tomar en cuenta algunas recomendaciones importantes. Estos aspectos tienen que ver con los factores biológicos y sociales que interfieren en el proceso de rehabilitación. Por ejemplo, las predisposiciones genéticas de los pacientes y el entorno que lo rodea.
Para conseguir una recuperación exitosa, los familiares o cuidadores deben atender a las indicaciones de los especialistas en cuanto a la rutina del pacientes. En primer lugar, cuidar la dieta y el régimen de los medicamentos; en segundo lugar, adaptar el lugar de residencia a las necesidades especiales de la persona.
¿Cómo se realiza la rehabilitación neuropsicológica?
Ahora veremos por separado las tres fases del proceso, para adquirir una mayor comprensión al respecto e internalizar la importancia de cada una de las especialidades que intervienen. Vamos a ver cómo es esto.
1. Valoración del daño neurológico
Hacer una valoración a nivel neurológico es el primer paso para establecer las pautas de la rehabilitación neuropsicológica. En todo caso, el paciente podría llegar antes con otro especialista y luego ser referido a neurología para realizar los exámenes pertinentes.
2. Aplicación de los tratamientos
En cuanto a la aplicación de los tratamientos para la rehabilitación, este aspecto está a cargo del equipo multidisciplinario. Eso significa que el neurólogo conjuntamente con el psicólogo y el fisioterapeuta establecen cuáles son los mejores ejercicios para estimular los procesos neuronales del paciente.
3. Recuperación de las funciones neuropsicológicas
La fase final es la recuperación de las funciones afectadas. Para que esta etapa del proceso se lleve a cabo con éxito será necesario cuidar algunos detalles. Ante todo, asegurarse de mantener un ambiente ameno donde el paciente no esté expuesto a factores estresantes. Otros aspectos a tener en cuenta son la alimentación y los medicamentos.
En la medida que los cuidadores puedan cumplir con las indicaciones del equipo multidisciplinario para los cuidados del paciente la recuperación será lo más efectiva posible. Recordemos que la recuperación de este tipo de afecciones es delicada, por lo tanto se debe ser moderado con las expectativas y confiar en los especialistas.
¿Cómo cuidar a un paciente con daño neurológico?
El cuidado de un paciente con alguna afección a nivel neurológico se basa en procurar un ambiente cómodo para la realización de sus rutinas. Como hemos mencionado anteriormente, el objetivo final es conseguir que el paciente recupere su autonomía; por tanto habrá que brindarle los recursos necesarios desde el primer momento.
Aun cuando el paciente no pueda valerse por sí mismo lo ideal es incentivarlo a adquirir nuevos hábitos que le permitan hacer ciertas cosas por su cuenta. Por ejemplo, si la persona presenta dificultades para poder hablar correctamente se puede incorporar una pizarra con figuras en el proceso de comunicación.
Eventualmente, los pacientes comienzan a recuperar sus funciones cognitivas y motrices. Esto es, que podrán retomar algunas de sus actividades de manera efectiva. En resumen, la recuperación está sujeta al nivel de atención que presenten los cuidadores.
Fuente: Mejor con salud