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El 49,5 % de los que tuvieron coronavirus leve pueden desarrollar COVID prolongado

La problemática de la sintomatología de COVID es una constante desde que se inició la pandemia. El virus causa una variedad de síntomas, que incluyen fiebre, tos y trastornos del olfato y del gusto. Sin embargo, el hecho de que estos signos del coronavirus prolonguen en el tiempo puede reducir considerablemente la calidad de vida de los pacientes.

Según un reciente estudio publicado en la revista Nature, la mitad (49,5 %) de los casos leves de coronavirus presentaron signos de COVID prolongado, siendo que en el 52% de esta población se extendieron por una mediana de 29 días. Los síntomas comunes incluyeron trastornos del olfato, trastornos del gusto y tos.

A sugerencia de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se han publicado pautas que indican que se puede considerar que los pacientes hospitalizados con COVID-19 ya no albergan el virus y pueden ser dados de alta cuando hayan pasado 72 horas desde la resolución de los síntomas, o si pasaron entre 15 y 10 días desde el inicio de la enfermedad en aquellos que debieron ser hospitalizados.

Sin embargo, un subgrupo de pacientes infectados con SARS-CoV-2 experimentan efectos a largo plazo de COVID-19, el llamado COVID prolongado. Un término utilizado para describir la presencia de varios síntomas que persisten semanas o meses después de la infección por SARS-CoV-2, independientemente de la cepa viral. Esta ha sido una temática de preocupación, ya que estas personas no eran adecuadamente diagnosticadas, considerándose su dolencia como producto del estrés de la pandemia o de la propia enfermedad.

En lo que se lleva de investigaciones desde la aparición del primer brote, se han publicado en todo el mundo un número cada vez mayor cantidad de estudios sobre los síntomas post-agudos y prolongados del COVID-19, lo que ayuda a aclarar el curso a largo plazo de la enfermedad. Sin embargo, los tipos y frecuencias de las secuelas varían mucho entre las investigaciones, lo que sugiere diferencias relacionadas con la geografía, los métodos de encuesta y los antecedentes de los pacientes.

Para ello se encaró un nuevo estudio a cargo de más de una decena de especialistas pertenecientes al Departamento de Epidemiología, Control y Prevención de Enfermedades Infecciosas de la Escuela de Graduados en Ciencias Biomédicas y de la Salud de la Universidad de Hiroshima de Japón que acaba de publicarse recientemente.

Para esta investigación los científicos solicitaron a los pacientes de dos hospitales locales especializados en atender dolencias por COVID-19 que completaran una encuesta autoadministrada para identificar sus síntomas, los efectos en las condiciones psicológicas y el desempeño laboral, y sus experiencias de estigma y discriminación relacionados con COVID-19.

“El análisis de las respuestas de 127 pacientes recuperados mostró -señaló Junko Tanaka, autor principal del documento- que el 52,0% tenía secuelas en una mediana de 29 días desde el inicio de la enfermedad”. Las tasas de prevalencia de secuelas posagudas o prolongadas de COVID-19 reportadas en la literatura varían considerablemente dependiendo de la ubicación geográfica del área de estudio y factores de antecedentes del paciente.

Por ejemplo, la frecuencia de una o más secuelas en sobrevivientes de COVID-19 fue del 32,6 % entre 488 personas (2 meses después del alta) en los Estados Unidos, 87,4 % entre 143 personas (2 meses después del inicio de los síntomas) en Italia, 66 % entre 150 personas (2 meses después del inicio de los síntomas) en Francia, 74 % entre 110 personas (3 meses después del inicio de los síntomas) en el Reino Unido, 50,9 % entre 277 personas (2-3 meses después del inicio de los síntomas) en España, y 76 % entre 1.733 personas (6 meses después del inicio de los síntomas) en China.

En un estudio de seguimiento japonés reciente de 63 pacientes que se recuperaron después del tratamiento hospitalario, se informaron secuelas en el 76% a los 14 días, en el 48% a los dos meses y en el 27% a los cuatro meses después del inicio de la COVID-19, todos datos referidos por los propios especialistas en su documento.

En dicho estudio, el análisis de regresión logística multivariante reveló que la edad avanzada era un factor de riesgo independiente y significativo para las secuelas. Nuestros hallazgos son consistentes con investigaciones previas que muestran que la COVID prolongada era más probable con el aumento de la edad, lo que enfatiza la necesidad de un seguimiento centrado en la COVID prolongada en pacientes de edad avanzada. Este análisis encontró que el sexo no se asoció significativamente con el riesgo de una convalecencia extendida, pero otro informe señaló que el virus prolongado es dos veces más común en mujeres que en hombres. Los síntomas prolongados de COVID son muy variados e incluyen fatiga, disnea, tos, trastornos olfativos, trastornos del gusto, etc.

Estudios previos reportaron fatiga como la secuela más común. “En cambio, la fatiga fue la cuarta (11,0%) secuela más frecuente en nuestro estudio -continúa el especialista-, después de los trastornos del olfato (15,0%), del gusto (14,2%) y de la tos (14,2%)”. El COVID-19 afecta varios tejidos y órganos, como los de los sistemas respiratorio, cardiovascular y neurológico. Los posibles mecanismos subyacentes pueden incluir serios problemas inmunológicos y daño inflamatorio en respuesta a la infección aguda, así como cambios fisiopatológicos específicos del virus.

“Incluso en pacientes con COVID-19 leve que no requirieron oxígeno suplementario o soporte ventilatorio -declaró Tanaka-, el 49,5% informaron secuelas. Después del ajuste por edad, sexo y tabaquismo, la gravedad de la COVID-19 no fue un factor significativo asociado con las secuelas”. Estudios anteriores también informaron que entre el 53 % y el 55 % de los pacientes con COVID-19 no hospitalizados tenían síntomas prolongados la enfermedad. Varios informes han señalado que la gravedad de la COVID-19 no está asociada con secuelas. “Estos hallazgos sugieren que los pacientes con COVID-19 deben recibir un seguimiento de los síntomas persistentes, independientemente de la gravedad de la COVID-19″, advirtió el investigador.

En cuanto al impacto en el desempeño ocupacional, el 17,4% de los pacientes post-COVID-19 tenían deterioros moderados o severos asociados con el insomnio en el 20 % de los sujetos. “Al mismo tiempo -agrega Tanaka- se han informado síntomas psiquiátricos a largo plazo después de la recuperación de la COVID-19 aguda, incluidos el trastorno de estrés postraumático (TEPT), la depresión, la ansiedad y los síntomas obsesivo-compulsivos”.

En síntesis, el documento confirma que los especialistas observaron COVID prolongado en el 52% de la población del estudio en una mediana de 29 días después del inicio de COVID-19. Las tasas de prevalencia de COVID prolongado variaron según el grupo de edad, y los pacientes mayores tenían tasas más altas. “Identificamos el COVID prolongado en la mitad (49,5 %) de los casos leves y analizamos los impactos potencialmente profundos del COVID prolongado en las comunidades locales. Nuestros resultados justifican un estudio de cohorte a largo plazo y a gran escala en el futuro”, concluyó el especialista.

INFOBAE

 

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