Infobae.- El prestigioso escritor indio Salman Rushdie fue apuñalado en el cuello este viernes cuando se disponía a dar una conferencia en la Chautauqua Institution, en Nueva York. La noticia conmueve al mundo de las letras y reflotan las amenazas que había recibido en la década del 80, tras publicar el libro Los versos satánicos. El escándalo en la comunidad musulmana y la polémica mundial persiste con renovada vigencia hasta día de hoy.
La publicación de la novela Los versos satánicos, en 1988, desató un escándalo a un nivel extremo. La historia es así: tras la publicación del libro, el líder de la revolución iraní, el ayatolá Ruhollah Jomeini, emitió una “fatwa”, algo así como una condena a muerte.
Ordenado hace más de treinta años, el edicto insta a todo musulmán a matar a Rushdie por escribir un libro que consideraba blasfemo. Este documento religioso tiene carácter de “irrevocable y eterno”, por lo que Rushdie se vio obligado a vivir escondido, con custodia permanente. Ridiculizar a Mahoma fue el motivo en el que se basó la “fatwa”. Cuantiosas sumas de dinero fueron ofrecidas a quien diera muerte al escritor. Se ofrecieron abultadas cifras como recompensa. En 2012 la suma ascendía 3,3 millones de dólares y en 2016, varios medios de comunicación estatales de Irán donaron 600.000 adicionales.
¿Cuál es la controversia de “Los versos satánicos”?
Los versos satánicos es uno de los libros más polémicos de la Historia. Se trata de la cuarta obra de Rushdie, inspirado en el poeta Mahoma pero desde la ficción. Con este libro, Rushdie realiza una interposición del Corán, expuesta en la biografía del profeta Mahoma elaborada por el escritor, traductor, médico, científico árabe Hunayn Ibn Isḥāq (809 – 873).
El libro de la polémica narra una historia que, en ciertos pasajes, aluden a una religión que se asemeja al Islam. La trama principal que guía el relato es la de Gibreel Farishta y Saladin Chamcha, dos actores indios que viajan desde Bombay a Londres en un avión que es secuestrado y derribado por un ataque terrorista. Ambos sobreviven milagrosamente en las costas inglesas pero cosas extrañas les suceden.
Farishta con una aureola angelical y Chamcha con unas nacientes protuberancias en la frente se transforman respectivamente en el arcángel Gabriel (el mensajero de Dios) y Shaitan (nombre árabe para denominar al demonio o Satanás).
Sus caminos se separan cuando se enteran que son buscados por la policía por considerarlos inmigrantes ilegales. A quien logran atrapar por sus cuernos y las alusiones a lo maligno es a Camcha. En cambio, Farishta ni siquiera fue interrogado por su aura angelical.
Él empieza a tener visiones, entre ellas la de una pobre niña india comienza un peregrinaje de campesinos musulmanes al mar y se ahogan. Este sueño es una historia revisionista sobre la fundación del Islam, que cuenta la peregrinación de un grupo de fieles musulmanes desde la India hacia La Meca. Allí, Gabriel debía partir las aguas para que los devotos de Alá continuaran su camino pero todos mueren ahogados.
Pero la controversia viene con la última parte del libro. De un total de 550 páginas, las últimas 50 son las que despertaron la furia. El otro sueño que tiene Farishta se convierte en la más polémica porque describe a un personaje llamado Mahound que -en teoría inspirado en la figura de Mahoma- intenta fundar una religión monoteísta en medio de un pueblo politeísta, Jahilia. Mahound tiene una visión en la cual se le permite la adoración hacia tres diosas. Esta revelación, que fue enviada por el diablo, hace que el profeta se retracte.
Este pasaje es la que contiene más elementos considerados como blasfemos por los musulmanes. El lector, así, conoce la vida de Mahoma (Mahound en el libro), su exilio y su eventual regreso triunfante a La Meca preislámica y politeísta (Jahilia en la novela).
¿Por qué? Porque algunos de versículos del Corán que se refieren a tres diosas preislámicas de La Meca: Allāt, Uzza, y Manāt. Entonces, Los versos satánicos son palabras de una supuesta “inspiración satánica” que, supuestamente, el profeta islámico Mahoma confundió con una revelación divina. El libro, para no spoilear, termina de un modo trágico.
Inmediatamente, India, Sudáfrica, Arabia Saudita, Egipto, Pakistán, Somalía, Sudán, Malasia, Bangladesh, Indonesia y Quatar prohibieron el libro.
El escritor francés galardonado con el Premio Goucourt, Laurent Binet, dijo en Le Monde Diplomatique, a propósito de una reflexión sobre el libro, que una buena novela es lo opuesto a un texto sagrado.
Ante la controversia de sacar del mercado el libro, Rushdie supo decir: “es muy peligroso que grupos minoritarios acepten la limitación de la libertad de expresión”, ya que “volvería a poner la controversia al rojo vivo”. Y agregó: “creo que el estudio de esta novela es importante (…) porque aquellos que olvidan el pasado están condenados a repetirlo”. A su vez, comparó este hecho con las controversias en los que se vieron en vueltos el Ulises, El amante de Lady Chatterley y Lolita.