El estatal Banco do Brasil, mayor entidad financiera del país, reservó 2.000 millones de reales (unos 513 millones de dólares) en sus provisiones por deudas de difícil cobro ante la posibilidad del impago de las deudas del gigante Odebrecht, que el lunes se acogió a la ley de quiebras.
Las medidas de precaución adoptadas por el principal banco público del país fueron reveladas este miércoles por el presidente del Banco do Brasil, Rubem Novaes, en declaraciones que concedió a periodistas tras reunirse con el ministro de Economía, Paulo Guedes.
El holding Odebrecht, que controla una de las mayores constructoras y contratantes de obras públicas en América Latina, se acogió el lunes a la ley brasileña de quiebras para intentar reestructurar su millonaria deuda, tras verse involucrada en un escándalo de corrupción de dimensiones internacionales.
Desde que las autoridades destaparon la trama en el marco de la operación Lava Jato, hace ya cinco años, Odebrecht ha sufrido diversos reveses, tanto financieros como judiciales, que le han situado al borde de la bancarrota, con una deuda que roza los 100.000 millones de reales (unos 25.700 millones de dólares).
Novaes admitió que Odebrecht tiene deudas sin garantías reales con el Banco do Brasil por cerca de 4.000 millones de reales (unos 1.026 millones de dólares) y que la entidad incluyó el 50 % de ese valor en sus provisiones para cubrir deudas de difícil cobro.
“La exigencia es que la provisión en este tipo de casos sea de un mínimo del 30 % de la deuda y nosotros tenemos el 50 %. Es una situación totalmente tranquila”, aseguró Novaes.
El funcionario agregó que el beneficio neto del Banco do Brasil tan sólo será afectado negativamente por el posible impago en caso de que la negociación con los acreedores intermediada por la Justicia imponga un descuento de la deuda de más del 50 %.
Odebrecht presentó el mayor pedido de recuperación judicial de la historia de Brasil y la Justicia, que aceptó la petición horas después, le concedió un plazo de 60 días para que presente un plan a los acreedores, que deberá ser aprobado en asamblea.
El proceso coloca a la Justicia como mediador de un acuerdo entre el gigantesco consorcio y sus acreedores para intentar salvar las empresas mediante la reestructuración de la deuda.
Odebrecht tiene 84.000 millones de reales (unos 21.595 millones de dólares) en créditos concursales, pero de ese total 33.000 millones de reales (8.483 millones de dólares) son entre empresas del mismo grupo.
Por ello, la compañía deberá reestructurar pasivos por 51.000 millones de reales (unos 13.076 millones de dólares).
La solicitud alcanza a 21 compañías del holding ODB, pero el grupo dejó fuera del perímetro de la recuperación a la petroquímica Braskem, a Odebrecht Ingeniería y Construcción y a Ocyan, consideradas como “bienes esenciales” para la supervivencia del grupo.
El gigantesco escándalo de corrupción que Odebrecht protagoniza ha salpicado a las más altas esferas de la política latinoamericana, incluidos varios presidentes y antiguos mandatarios, algunos ya encarcelados.
Las investigaciones llevaron a prisión en 2015 al entonces presidente del grupo Odebrecht, Marcelo Odebrecht, quien llegó a ser uno de los hombres de negocios más poderosos del país y dirigió durante años el grupo de compañías fundada en 1944 por su abuelo Norberto Odebrecht.
Ante la magnitud del escándalo, el consorcio reconoció la corrupción en el seno de sus empresas, firmó acuerdos con autoridades de diversos países y se comprometió a pagar millonarias multas a cambio de seguir operando.