Científicos indicaron que durante un estudio encontraron un gigantesco acuífero de agua dulce debajo del océano Atlántico salado, frente a la costa noreste de los Estados Unidos.
El tamaño exacto del acuífero sigue siendo un misterio, puede ser el más grande de su tipo, ya que abarca una región que se extiende desde al menos Massachusetts hasta el sur de Nueva Jersey, o casi 220 millas (350 kilómetros). El área incluye las costas de Nueva York, Connecticut y Rhode Island, según explica la revisa Live Science.
Este acuífero puede contener aproximadamente 670 millas cúbicas (2,800 kilómetros cúbicos) de agua ligeramente salada, por lo que debería pasar por un proceso de desalinización para poder ser consumida porque se mezcla un poco con el agua salada del océano.
Esta agua tampoco es joven. Los investigadores dijeron que sospechan que gran parte es de la última era glacial.
Los científicos obtuvieron los primeros indicios de que un acuífero estaba colgando bajo el océano en la década de 1970, cuando las compañías que perforaban la costa en busca de petróleo en ocasiones golpean el agua dulce. Pero no estaba claro si estos depósitos de agua dulce eran bolsas aisladas o si cubrían una extensión más grande.
Se recuerda que hace alrededor de 20 años, el co-investigador del estudio Kerry Key, ahora geofísico en el Observatorio de la Tierra Lamont-Doherty en la Universidad de Columbia en Nueva York, comenzó a ayudar a las compañías petroleras a identificar los puntos críticos del petróleo mediante el uso de imágenes electromagnéticas en el subsuelo.
Más recientemente, en un esfuerzo por encontrar depósitos de agua dulce, Key decidió ver si esta tecnología podría ayudarlo a encontrar acuíferos, que son piscinas subterráneas de agua dulce.
Así que, en 2015, él y el investigador adjunto Rob Evans, científico principal de geología y geofísica en el Instituto Oceanográfico Woods Hole en Massachusetts, pasaron diez días en el mar, realizando mediciones frente a la costa del sur de Nueva Jersey y Martha’s Vineyard en Massachusetts.
Los investigadores eligieron estos lugares porque las compañías petroleras habían informado que habían encontrado agua dulce allí.
“Sabíamos que había agua dulce allí en lugares aislados, pero no sabíamos la extensión ni la geometría”, dijo en un comunicado la autora principal, Chloe Gustafson, candidata doctoral de geología y geofísica marina en el Observatorio de la Tierra Lamont-Doherty.
Para investigar estas áreas, los investigadores dejaron caer instrumentos al fondo marino para medir los campos electromagnéticos a continuación.
Además, una herramienta remolcada detrás de la nave emitió pulsos electromagnéticos artificiales y midió las reacciones desde el subsuelo.
Fuente: Externa