La mano dura de la Administración del presidente de EE.UU., Donald Trump, sobre Venezuela, representada en Lima por su asesor de Seguridad Nacional John Bolton, se adueñó este martes de una reunión internacional que se desarrolló para tratar el regreso a la democracia del país suramericano.
La Conferencia Internacional por la Democracia en Venezuela, originalmente pensada para escuchar a países con diversas opiniones sobre la crisis que asuela a ese país, se transformó en una plataforma para que Bolton reafirmara la posición unilateral estadounidense y explicara las medidas tomadas por su Gobierno para derrocar a Nicolás Maduro e instalar a Juan Guaidó en su lugar.
Bolton, uno de los principales estrategas de la política estadounidense para la región, llegó a Perú con la noticia debajo del brazo de las nuevas sanciones económicas que EE.UU. impuso en la noche de este lunes a Venezuela, las mas serias hasta la fecha y que implican el bloqueo de todos los bienes del Gobierno venezolano en territorio estadounidense.
También, y en esto Bolton fue categórico e insistente en las explicaciones que dio a los países presentes en la reunión, las sanciones habilitan a perseguir a cualquier institución o individuo extranjero “que provea apoyo, bienes o servicios a cualquiera” de las personas incluidas en los listados elaborados por EE.UU. que incluyen al “Gobierno de Venezuela” en pleno.
Es decir, toda persona física o jurídica que tenga negocios de cualquier tipo con el Gobierno de Venezuela o cualquier “institución ilegítima dirigida por Nicolás Maduro” así como todos aquellos que permitan su dictadura o “menoscaben al democráticamente electo presidente interino Juan Guaidó”, será sancionado por EE.UU.
“Procedan con extrema precaución. No hay necesidad de arriesgar sus intereses económicos con los EE.UU por intentar beneficiarse de un régimen corrupto y moribundo”, advirtió el diplomático estadounidense.
Bolton mandó también un mensaje directo a Rusia y China, que no enviaron ningún representante a Lima, para indicar que su apoyo a Maduro “es intolerable, particularmente para el régimen democrático que lo reemplazará”.
“Le decimos a Rusia y especialmente a aquellos que controlan sus finanzas: no suban las acciones en una mala apuesta. Y a China, que ya está desesperada por recobrar sus pérdidas financieras, la ruta más fácil para cobrar su deuda es apoyar el nuevo Gobierno legítimo”, dijo.
Entre toda esta retórica, Bolton apenas tocó uno de los temas centrales por los que Perú convocó a esta reunión: la crisis de refugiados venezolanos que afecta a la región y cómo afrontar la recuperación del país una vez caiga el Gobierno de Maduro.
El secretario de Comercio de EE.UU, Wilbur Ross, fue el encargado de presentar ante la conferencia los planes de su país para “el día después”, temas que, según indicó Bolton en un encuentro con la prensa extranjera presente en Lima previo al inicio del foro, pasarían por reactivar la industria del petróleo.
No mencionó en ningún momento la posibilidad de recibir refugiados en EE.UU., ni de financiar a los países que los acogen, como Colombia o Perú.
Según dio a entender Bolton, una reapertura de los mercados del petróleo venezolano, con inversión extranjera, que permita recuperar el volumen diario de producción que había antes de que Hugo Chávez fuera elegido presidente de Venezuela en 1999, permitiría al país obtener “una renta similar a la de un país europeo” en poco tiempo.
“Esa es la mejor política, que la gente se quede en su casa. Y eso pasará cuanto antes caiga Maduro”, dijo.
La Conferencia en sí quedó marcada por una fricción evidente entre algunos de los invitados y la organización, ya que en un principio se había indicado que no participarían enviados de Guaidó, líder de la Asamblea Nacional venezolana y que se proclamó presidente interino del país, siendo reconocido por unas 50 naciones.
Sin embargo, en una primera mesa estuvo presente el representante de Guaidó ante el Grupo de Lima, Julio Borges, lo que provocó la no asistencia de varios países que sí habían anunciado su presencia, como Uruguay o México.
Otros, entre los que se encontraron España y la representación de la Unión Europea, se ausentaron de la reunión en la que estuvo presente Borges y asistieron solo a la parte central del encuentro, donde se habló de reconstrucción y la cuestión de los migrantes.