El exministro de Salud de Brasil defiende el aislamiento y la ciencia en su despedida

Brasilia, EFE.- El ahora exministro de Salud de Brasil, Luiz Henrique Mandetta, insistió en mantener las medidas de aislamiento social para contener la pandemia por el coronavirus SARS-CoV-2 tras ser destituido este jueves por el presidente Jair Bolsonaro, e hizo una defensa a ultranza de la ciencia frente a la COVID-19.

“Sigan las orientaciones de las personas más próximas, alcaldes, gobernadores y del Ministerio de Salud”, que desde el comienzo de la crisis han optado por el distanciamiento social como método para evitar la propagación del virus, indicó Mandetta en una rueda de prensa tras su destitución.

También advirtió que Brasil, que hasta este jueves ha registrado 1.924 muertes y 30.425 contagios, “no está libre” de “un pico de ascensión” en el número de casos y fallecimientos porque la salud pública “aún no está preparada para una marcha acelerada” de la pandemia.

“Estamos solo en el comienzo de la batalla”, alertó.

Según el Ministerio de Salud, el pico de la pandemia en Brasil podría llegar entre mayo y junio.

Asimismo, Mandetta animó a los funcionarios del Ministerio a seguir guiándose por la ciencia porque es a través de ella que, a su juicio, se va a salir de la crisis del coronavirus.

“La ciencia es la luz”, aseguró dirigiéndose a su equipo, al que también animó a defender de manera “intransigente” la vida y el sistema público de salud de Brasil.

Mandetta fue despedido este jueves por Bolsonaro, con quien ha mantenido profundas diferencias sobre la estrategia para combatir el nuevo coronavirus SARS-CoV-2.

El ya exministro afirmó que su encuentro con el mandatario ultraderechista fue “extremadamente amistoso” y “agradable”, y que, por esas divergencias, “es mejor” que Bolsonaro “organice otro equipo” con el punto de vista que defiende, también “con base en la ciencia”.

Mientras Mandetta se despedía, Bolsonaro compareció ante los medios para anunciar al oncólogo Nelson Teich como el nuevo ministro de Salud.

Bolsonaro ha criticado duramente las cuarentenas de mayor o menor alcance impuestas por la mayoría de los 27 gobernadores regionales y de los alcaldes del país.

El mandatario ha desafiado las recomendaciones de las autoridades sanitarias nacionales e internacionales varias veces con paseos esporádicos por Brasilia, menospreciando la gravedad de la crisis y calificado la enfermedad de “gripecita” y “resfriadito”.