El ministro de Salud Pública, Rafael Sánchez, lleva 48 días seguidos, sin mancar ni uno, pidiendo, prácticamente rogando a la población mantener la distancia y las medidas de higiene como mejor forma de frenar la expansión del coronavirus.
En sus palabras introductorias de su acostumbrada teleconferencia de prensa, en respuestas frecuentes a preguntas de periodistas y al final de la lectura de cada boletín, Sánchez Cárdenas insiste en prácticamente suplicarle a la población mantener el distanciamiento.
Incluso, en ocasiones le ha pedido a la Policía la necesidad de utilizar la fuerza para obligar al gente a separase, pero encuentra poco respaldo.
Además de la exhortación verbal, en la parte escrita del boletín, cada día se escribe las mismas recomendaciones: Mantener el distanciamiento de al menos un metro entre dos personas.
Mantener la limitación de salidas o visitas sólo para atender asuntos estrictamente necesarios.
Uso de mascarillas en espacios públicos.
Cuidado y aislamiento en el hogar de las personas que presentan signos y síntomas leves.
Buscar atención en centros de salud si presenta fiebre, tos y dificultad respiratoria o signos y síntomas de peligro.
“A los supermercados, bancos y otros espacios que ofrecen servicios directos a personas: mantener la organización del flujo y distribución de personas, respetando la distancia recomendada de al menos un metro entre dos personas y características de grupos con riesgos de complicaciones”, suplica cada día.