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Infecciones frecuentes durante el embarazo

El periodo de gestación puede ser uno de los más bellos, pero existen algunas infecciones frecuentes durante el embarazo que se deben tener en cuenta. No te alarmes, pues la mayoría de ellas cursan con sintomatología leve o, en su defecto, ni siquiera se manifiestan en el neonato de ninguna forma.

En la otra cara de la moneda, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que 2,4 millones de recién nacidos fallecen anualmente; un tercio de ellos el mismo día del nacimiento.

Por fortuna, en sitios donde la infraestructura sanitaria permite la detección de problemas antes de que sean desastrosos, esta cifra no es la misma. Aun así, hay ciertas consideraciones que debes tener en cuenta. Sigue leyendo para averiguarlo todo sobre las infecciones más comunes en el embarazo.

¿Por qué pueden originarse infecciones durante el embarazo?

Según el portal British Society for Immunology, las células inmunes de la madre interactúan y sufren cambios para no rechazar al feto y favorecer su crecimiento y desarrollo. Además de todas estas variaciones, los leucocitos tienen que seguir trabajando para evitar las infecciones, tanto en el bebé como en la mujer gestante.

Debido a este proceso de variación, tanto hormonal como física, es normal que la madre presente una capacidad inmune ligeramente reducida, por lo que se vuelve más propensa a contraer infecciones, tal y como indica el portal Natalben. De todas formas, esto no tiene por qué traducirse en un daño intrínseco en el feto.

Infecciones más frecuentes durante el embarazo

No queremos dejarnos nada en el tintero, así que te comentamos de forma somera las 3 infecciones más comunes en el embarazo y, finalmente, enunciamos una lista con otras no tan extendidas, pero que deben ser tenidas en cuenta. No te lo pierdas.

1. Citomegalovirus

El citomegalovirus es un virus común en la sociedad, pues se estima que hasta el 60 % de la población se ha contagiado en países de alto ingreso. A su vez, de 1 a 7 de cada 100 bebés se enfrentan al mismo, pues la madre lo transmite de forma transplacentaria.

De todas formas, según estudios, a partir del tercer trimestre ningún infante presenta síntomas, a pesar de infectarse. Y en el momento más susceptible —el primer trimestre— solo el 25 % de los bebés mostrarán algún signo de patología. Es tan poco relevante a nivel clínico que ni se hacen pruebas al respecto en embarazadas.

2. Toxoplasmosis

Toxoplasma gondii es un patógeno ampliamente distribuido, pues se estima que el 50 % de la población se ha infectado con él en algún momento de su vida. A diferencia del citomegalovirus, la toxoplasmosis sí que tiene más probabilidades de generar perjuicios en el feto.

Tal y como indica el portal MSDmanuals, una mujer con toxoplasmosis adquirida durante el embarazo puede transmitírselo al feto, siendo mucho más preocupante si esto sucede al inicio de la gestación. El neonato puede nacer con graves defectos congénitos o producirse un aborto espontáneo.

Los vectores de la toxoplasmosis son los gatos domésticos, así que la mejor prevención es limitar el contacto con ellos en el embarazo.

3. Virus del Zika

El virus del Zika puede pasar de la madre a su hijo durante el embarazo, tal y como indican los Centros para el Control y Prevención de las Enfermedades (CDC). Esta patología puede ser grave y causar en el recién nacido microcefalia —cabeza demasiado pequeña— y otros daños neurológicos y oculares severos.

4. Otras patologías

Te hemos nombrado las que quizás sean las 3 infecciones más conocidas durante el embarazo, pero existen más. A  continuación te listamos algunas:

Varicela: el virus varicela-zóster promueve las probabilidades de aborto espontáneo. También se asocia a eventos de ceguera, reducción de las extremidades y microcefalia.

Rubéola: puede causar crecimiento insuficiente del feto durante el embarazo.

Herpes genital: por extraño que parezca, el herpes genital puede transmitirse al bebé, generando en él un cuadro neurológico grave denominado encefalitis herpética.

Gonorrea: causa conjuntivitis en los recién nacidos, pues se llevan consigo a la bacteria patógena en los ojos al pasar por el canal del parto.

VIH: si una mujer infectada con el VIH tiene una carga viral alta y no se trata, tiene de un 30 % a un 40 % de probabilidades de transmitírselo al feto.

¿Cuáles son los efectos de las infecciones para los bebés y las madres?

Sin duda, la peor parte siempre se la lleva el neonato. Como hemos visto, algunas de estas patologías se traducen en conjuntivitis y cuadros no demasiado graves, mientras que otras pueden acabar con la vida del infante o hacer que nazca con impedimentos fisiológicos graves.

Tal y como indica la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 75 % de las mujeres que mueren durante el parto lo hacen por las siguientes causas:

Hemorragias graves.

Infecciones tras el parto.

Hipertensión gestacional.

Complicaciones en el parto.

Abortos peligrosos.

Así pues, no es de esperar que una mujer embarazada vaya a morir de toxoplasmosis si se contagia, pues es probable que ni caiga en cuenta de que la tiene. Lo que sí puede ser un peligro, en todos los casos, es el aborto espontáneo y los riesgos que conlleva para la salud.

¿Cómo pueden tratarse las infecciones durante el embarazo?

Es el especialista médico el que debe aislar al agente causal y recetar un tratamiento concreto. Por ejemplo, ante la gonorrea suelen requerirse antibióticos, mientras que para la toxoplasmosis se usan fármacos como la pirimetamina, la sulfadiazina y el ácido folínico (leucovorina).

Por otro lado, ante pacientes con VIH los medicamentos antirretrovirales suelen ser el camino a seguir. Aunque la madre no se vaya a curar, la cantidad de virus circulante disminuye con estos fármacos, por lo que las probabilidades de infección serán mucho menores.

En la prevención está la clave

Durante la época del embarazo, quizá no sea la mejor idea hacer viajes a lugares exóticos —para evitar el zika—, tener relaciones sexuales sin protección con desconocidos —para evitar ITS como la gonorrea— o entrar en contacto con animales que no sean propios —para evitar la toxoplasmosis—.

Esto no significa que una persona embarazada deba alejarse del mundo, pero sí guardar cuidados y mantenerse tranquila en un ambiente controlado. De esta forma, se evitarán las infecciones durante el embarazo, tanto las leves como las graves.

Fuente: Mejor con salud
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