El doctor Jorge Rafael Gómez Carrasquero es un venezolano de 36 años de edad, quien actualmente ofrece en República Dominicana una amplia gama de procedimientos quirúrgicos.
Los casos de malas prácticas que fueron revelados en el programa Nuria Investigación Periodística es alarmante. Lo primero en ser comprobado es que el doctor no cuenta con exequátur, lo que significa no ha homologado su título como exigen las leyes dominicanas a los extranjeros.
El galeno es egresado del programa de medicina de la Universidad Nacional Experimental “Francisco de Miranda” en el 2009, según el portal web de la institución en Venezuela.
La información brindada por el doctor, sobre su formación como cirujano plástico en el hospital Dr. Domingo Luciani, ya que, a pesar de de haberse encontrado que sí perteneció al cuerpo de residentes del servicio de cirugía plástica de este hospital, no se encontraron evidencias de que se haya graduado.
El doctor había comunicado, al ser entrevistado durante el programa, que no opera más de dos pacientes por día. La realidad con la que se topó el equipo de investigación fue otra: en una conversación del grupo de WhatsApp, donde se coordinaban los horarios de las pacientes, se establecía el orden habitual, seis pacientes en un solo día.
Sobre la experiencia médica del galeno, se sabe muy poco, pero sí que trabajó como asistente de un cirujano plástico en el país, el mismo que lo despidió luego de enterarse de que había tomado la autoridad de entrar al quirófano para operar a una de sus empleadas.
“Jorge no tiene licencia para operar y yo se lo he dicho mil veces, que él no se ponga a estar operando solo porque se va a meter en un lío. Jorge no es cirujano plástico allá, el cirujano plástico soy yo”, esta grabación nos la dio la paciente operada por el doctor Gómez Carrasquero, del doctor Plaza. Pero aun así, Gómez comienzó su lucrativo emprendimiento en el país.
“Si una paciente se va a someter a un procedimiento de cirugía, lo importante es poderla examinar con detenimiento”, expresaba el doctor Jorge Gómez.
Sin embargo, esta realidad se vio empañada cuando una integrante del equipo de investigación solicitó una consulta para evaluarse con el doctor Gomez. Ella estuvo lejos de ser examinada con detenimiento.
En una conversación con la intermediaria, la empresa llamada Surgery Consultant, las evaluaciones son realizadas por las coordinadoras, simplemente enviando una foto y dejando como opcional la evaluación con el doctor, con el pago adicional de 100 dólares.
Estas coordinadoras son simplemente secretarias, no son enfermeras y no conocen muy bien los procesos. Por ejemplo, la que atiende a la periodista en cubierta, del programa Nuria Investigación Periodística, solo tiene tres meses en el puesto.
Durante esta atención, se comprobó que lo importante es que el cliente o la clienta reciba la cotización, y que se pueda agendar la cirugía y cobrar montos que van de siete a nueve mil dólares. Luego, dos días antes de la operación, el doctor verá a la paciente por primera vez.
“No me gusta hacer procedimientos en donde la paciente no tenga el máximo resultado perfecto”, indicaba el doctor.
Pero la idea de perfección puede ser relativa porque sin dudas, el resultado de las mujeres operadas por él, con las que hemos hecho contacto, está muy lejos de que ellas consideren que la operación fue la perfección.
Víctimas del doctor Jorge Rafael Gómez Carrasquero
Primer caso
La primera víctima, una mujer de 30 años, que luego de reunir el dinero decide operarse en el 2021. Según su testimonio, a simple vista el doctor le dio una buena impresión… Una que le salió muy cara, lamentablemente.
“A los cinco días de mi post quirúrgico presentó una quemadura a nivel abdominal”, reveló la mujer, quien prefirió mantener el anonimato.
Narró que el galeno le indicó diversos medicamentos, pero ninguno pudo mejorarla. Hasta que 18 días después el doctor Gómez decide llevarla al quirófano nuevamente.
“En vez de eso mejorarme, lo que me empeoró porque no me puso sonda y yo anestesiada, dormida, me oriné y se me mojó la faja con todo, la herida se me llenó de pipí y entonces en vez de la herida cerrar, fue abriendo, abriendo, abriendo”, indicó.
De aquí en adelante la situación va de mal en peor. Y el comportamiento del doctor es igual que los otros, le decía que no tenía nada y la herida empeorando.
“El hoyo tan enorme que yo tenía en la barriga. me cabían dos manos abiertas”, reveló la mujer.
Continuó: “En las clínicas aún yo iba a pagar mi dinero porque ellos entendían que yo iba a morir. O sea, lo que yo viví y lo que mi familia vivió fue fuerte. En mi casa todos los días lloraban. Mi papá y mi mamá no comían. Pensando que yo iba a morir”.
Otro médico, llamado Juan Diego Muñoz, fue quien la recuperó y le salvó su vida. Pero hoy, el trauma de lo que identifican como mala práctica, le sigue acompañando.
“Yo pensar que me iba a ir, iba a dejar mis dos niñas pequeñas donde yo puse mi vida en manos de un doctor que supuestamente estaba calificado para hacerlo”, decía la víctima.
Segundo caso
Esta otra afectada confío porque entendía que eran un buen doctor en Venezuela, pero la confianza se quebró luego de entrar al quirófano, con la sorpresa de saber quién fue el asistente de cirugía.
“Él lo que era un taxista. Y después se convirtió en asistente. Y él fue como a chequearme para darme de alta, para decirme que todo estaba bien”, reveló la mujer.
Las heridas abiertas en los senos fueron una tortura y hoy, como resultado de la operación, se siente estafada y víctima también de una mala práctica médica.
“En los senos, yo me pongo blusas y arriba de eso se me ven las cicatrices en el. Yo quería una reducción de glúteos y él parece que me sacó grasa de un solo lado”, dijo la víctima.
Dijo, además, que su primo se operó con este doctor, el mismo día que ella, y ahora le dice que teme tener biopolímeros.
Tercer caso
Este otro testimonio es aún mucho más grave. Además de ser víctima de una muy mala operación médica, también dice haber sido estafada con dinero, porque se había asociado con este médico para crear un centro estético.
Resultado de la operación que tuvo, hoy no sabe si su vida corre peligro, pues se sometió esta semana a una resonancia magnética, con la preocupación de saber si le puso biopolímeros sin su consentimiento, a raíz de sus síntomas.
“Me estoy sintiendo como algo raro. Con un mal y en las piernas, aquí en la parte del gluteo, sintiendo como me dan calambres y me duele mucho la pierna”, reveló.
Este último testimonio es de Esglendy, una venezolana masajista profesional que se dedica atender los pacientes postoperatorio. Fue una paciente y empleada, y agrava la denuncia contra Jorge Carrasquero.
“El empezó a operar muchísimo, pero mucho, mucho, mucho. Y entonces ahí vino la complicación de algunas pacientes que se le abrían la abdominoplastia, se le abrían cosas así”, sostuvo Esglendy.
Una vez fuera del equipo, seguía viendo casos de pacientes afectadas y estafadas, como el de una señora de 60 años.
“Llega Jorge y lo que hace es cortarla un poquito y la sutura y le dijo en el oído mira que es hermoso y quedaste preciosa. Y no le hizo la cirugía en realidad”, aseguró Esglendy.
Sobre su propio procedimiento, explica que a los 20 días, la herida en los senos se comenzó a abrir, uno más grande que otro y algunas irregularidades en el abdomen. Hoy tiene marcas de por vida y la misma preocupación que otros pacientes, el riesgo de tener biopolímeros.
“He sentido mucho dolor. Mira, yo tengo ya dos años operada y sentí dolor hasta hace tres meses. Tres meses es como una presión, es como que no me puedo acostar de lado. Si me acuesto boca arriba me empieza a doler”, dijo.
La realidad actual
Se hicieron esfuerzos para concretar una cita con el doctor, pero sus oficinas Humaniser, de la plaza Jardines de Gazcue, en ese sector, empresa de la que es titular desde enero del 2021 y se llama Centro Postquirúrgico y Terapéutico Humaniser (que sea dicho de paso ofrece servicios de terapias, masajes, drenaje linfático, irónicamente curas especializadas de heridas operatorias y otros procedimientos) se encontraban totalmente cerradas.
Y según la empresa intermediaria, el doctor no va a operar hasta el 2023 por la gran cantidad de pacientes que tiene. Y la pregunta que surge luego de esta investigación: ¿Hasta dónde vamos a llegar? ¿Qué hará Salud Pública en este caso?