Santo Domingo.- El vocero de la Mesa Opinión Cívica y Política Cristiana, Domingo Paulino Moya, calificó el llamado a diálogo presidencial para tratar la situación migratoria del país, como estéril y carente de confianza para poder enfrentar con urgencia la protección política de la independencia nacional».

Paulino Moya manifestó que es «inhóspito estar sentado en un lugar que solo procura dilatar la salida a una situación crítica patriótica».

 definió como lamentable y preocupante que el mandatario «no sea capaz de aplicar lo que dice la Constitución en materia migratoria para defender la soberanía nacional.»

El también director ejecutivo del Foro Permanente por la Paz Política y Social Global, invitó al jefe de Estado poner en evidencia «su buena fe y voluntad» para así producir «la confianza requerida que piden los sectores de la vida nacional», con tal de girar «el timón del Estado que garantice salvar la soberanía y la independencia nacional».

Criticó que, a su entender, Abinader «no busque consenso cuando envía al Congreso paquetes de leyes que son aprobadas al vapor por un Congreso sumiso y obediente a sus intereses político-reeleccionistas».

Asimismo, pidió la continuidad a la gobernabilidad de Estado para mantener la cohesión social y no dejarse dominar por «la élite del nuevo orden mundial que encamina al país a que sea parte de la agenda 2030, en donde la esperanza en el Dios creador será borrada de la vida social unipolar».

Subrayó que esa es «la razón por la que la Mesa de la Opinión Cívica y Política Cristiana rechaza, de plano,

Paulino Moya que nunca cambiará su discurso profético y cristiano «por un plato de lentejas, ni por estar pegado de las tetas de la vaca estatal amarrada en el corral de la oficina enlace del Gobierno con las Iglesias cristianas, pues el calostro que emana de esas ubres está infectado, y provoca un silencio en el púlpito pastoral cristiano».

«Un encuentro con Luis Abinader sigue en el limbo hasta que el jefe de Estado no vaya al grano y muestre sinceridad práctica de resolverle al pueblo dominicano la grave situación política de su soberanía y otras prioridades humanitarias urgentes».

Planteó que el liderazgo pastoral cristiano está «cayendo sin despertar en el limbo de la ingobernabilidad, adormecido por acciones de maldad que imitan al ratón que le come la cachaza de los pies a sus víctimas, a la vez que lo anestesia para devorarlo».-