Estadísticas no abarcan el sufrimiento e incertidumbre de familiares de víctimas en la explosión

En la parte céntrica de San Cristóbal hay tantos vidrios rotos como corazones. Los datos estadísticos no abarcan la profundidad del sufrimiento de decenas de personas ante la pérdida física de sus familiares; mientras que otros se encuentran arropados por la incertidumbre al no dar con el paradero de sus seres queridos.

¿Cómo se vivió el momento de la tragedia?

“Yo sentí una explosión, la pared de la oficina se me fue encima; no podía respirar sentí humo, fuego. Yo digo que eso fue Dios que me hizo coger fuerzas y salir de ahí”, afirmó el propietario de la veterinaria afectada por el siniestro, José Ramón Ramírez, quien informó además que uno de los empleados se encuentra desaparecido.

De esa misma forma, Juan Jiménez, un señor que reside a varios kilómetros de la zona dijo que estaba sentado en su hogar cuando escuchó como si fuera un trueno, pero “se desató que no fue un trueno, fue algo desastroso que ocurrió aquí en San Cristóbal, algo que nos dejó consternados a todos”.

Maicol Paniagua, quien se dedica al negocio de ventas de ropas y zapatos en Villa Vázquez, San Cristóbal, estaba a tres cuadras de la calle Padre Ayala, cuando sintió como si la tierra había temblado. “Yo estaba en la azotea de la casa, y vi como subió un humo de pronto, y tembló toda la casa, como si fuera un terremoto. Al poco tiempo nos dimos cuenta que había sucedido tan trágico suceso”.

De acuerdo a lo explicado por distintos individuos al equipo de N Digital, en el momento del hecho, mientras toda la zona se inundaba con la humareda, las personas corrían de un lado a otro sin saber cómo escapar de los efectos de lo que en ese momento aun no se sabía que era una explosión.

Los cristales de negocios, hogares y vehículos quedaron hechos pedazos, el cielo se tornó gris, y la alarma de los bomberos retumbaba en toda la zona.

Las personas afectadas reciben asistencia médica en el Hospital Regional Juan Pablo Pina, e San Cristóbal, otros en el Ney Arias Lora y el Hugo Mendoza, en Santo Domingo, mientras que algunos se encuentran en establecimientos privados.

Personas desparecidas

Familiares de varias personas que se encuentran desaparecidas claman a las autoridades para que agilicen la búsqueda.

Es el caso de Andrea Mateo, quien se encuentra en busca de su hermana Luz Esther, de su cuñado Luis Uribe y de su sobrina Paulet Brea, pero “las autoridades no dicen nada” sobre el paradero de estos.

La mujer ha visitado varias clínicas, así como la morgue, y el Hospital Juan Pablo Pina, tratando de averiguar la suerte de sus familiares, pero tres cadáveres observados están totalmente carbonizados y, además, las características físicas no corresponden a la de sus parientes.

Mateo estuvo acompañada de varias mujeres que también buscan a familiares desaparecidos, entre ellas, Sol Michel que tildó de “desesperante” la situación.