Cientos de sudafricanas vestidas de negro se plantaron simbólicamente ante el corazón económico del país, la Bolsa de Johannesburgo, para clamar de nuevo contra la violencia machista y exigir contramedidas de una vez por todas, en una nación donde cada día se denuncian unas 114 violaciones.
“¡Dejad de matarnos!”, “¡Dejad de violarnos!” o “Mi cuerpo no es tu escena del crimen”, eran algunas de las consignas que se escuchaban hoy en el moderno suburbio de Sandton, el barrio financiero de Johannesburgo (norte), donde, normalmente, un viernes por la mañana, se oye poco más que el tráfico y los pasos rápidos de gente en traje que escapa de la oficina a por un café.
La concentración comenzó a las tres de la madrugada y alcanzó su punto álgido en torno a las once de la mañana, cuando estaba previsto que las organizadoras de la protesta representantes de distintas asociaciones civiles que luchan contra la violencia machista en Sudáfrica entregasen un manifiesto a la directora ejecutiva de la Bolsa de Johannesburgo, Nicky Newton-King.
¿Por qué la Bolsa? Porque las sudafricanas y también, por supuesto, algunos sudafricanos- llevan organizando iniciativas multitudinarias desde comienzos de este mes y ya habían apelado a la sociedad en general, a las universidades y al Gobierno, entre otros actores, sin grandes resultados.
La indignación pública había explotado esta vez a raíz del asesinato y violación de una estudiante de la Universidad de Ciudad del Cabo -Uyinene Mrwetyana, de 19 años- por un empleado de correos, en un suceso que, lamentablemente, en principio era solo uno más entre los casos que habitualmente conmocionan al país.
Lo máximo que se consiguió estos días, sin embargo, fue arrancar al presidente, Cyril Ramaphosa, una admisión pública de que la violencia contra las mujeres y los niños es una crisis nacional y promesas de que el Gobierno tomará medidas, como el endurecimiento de las penas o hacer público el censo de personas identificadas como abusadores sexuales y violadores.
La manifestación de hoy buscaba por primera vez involucrar a la “Sudáfrica corporativa” es decir, ir allí donde está el dinero, para que las grandes empresas aporten su grano de arena contra este problema.
“Urgimos al sector privado a que haga más para financiar la lucha contra la violencia de género. El Gobierno dice que no tiene suficientes recursos, así que se lo pedimos a ellos”, explicó a Efe Nonhle Skosana, una de las representantes de los colectivos organizadores de esta concentración, apodada “#SandtonShutdown” (“Cierra Sandton”).
“Muchos casos ocurren en el sector privado y que ellos no digan nada contra la violencia de género es decir que no ven un problema en la violencia de género en este país”, agregó esta joven, que se había quedado casi sin voz tras ocho horas de protesta ante la Bolsa.
Skosana, sin embargo, se confesaba pesimista sobre el progreso en esta lucha ya que, por mucho que las mujeres hayan salido ahora con renovada fuerza a las calles, no es la primera vez que se dan protestas de este tipo en los 25 años que Sudáfrica lleva viviendo en democracia.
“Siempre marchamos, siempre protestamos, siempre ponemos nuestros cuerpos en primera línea y no se hace nada. ¿Qué más tenemos que hacer? Hemos hecho de todo. Hemos hablado, hemos entregado documentos sobre qué se puede hacer… El tiempo de que se acabara esto fue hace ya mucho”, lamentó Skosana.
Esta joven ni siquiera considera que los hombres de su generación, dentro de una sociedad que ve “extremadamente patriarcal”, sean menos proclives a hacer uso de la violencia que sus padres. Mucho menos confía en que vayan a desterrarla definitivamente como patrón de comportamiento social.
“Desde los cinco años, desde los seis, los hombres violan a niñas. Los niños no pueden salir a la calle solos. Estamos cansadas”, señaló, por su parte, Lolo Nkamankeng, una mujer de origen camerunés con marido y niños nacidos en Sudáfrica que hoy acudió a la concentración para pedir un futuro en el que sus hijos estén a salvo.
“Hacen promesas y promesas. Estamos cansadas. El presidente se pone a decir: ‘Sí, estoy en contra’, pero no, lo que queremos es acción. Ya basta, hay violencia en todas partes. ¿Cuándo va a parar esto?”, continuó.
Para esta manifestante, la clave de lo que tiene que cambiar en el país es clara: la educación.
“Tenemos que educar a nuestros hijos desde la base (…). Son el futuro de nuestro país, queremos seguridad para nuestras niñas”, dijo Nkamankeng a Efe.
La directora ejecutiva de la Bolsa de Johannesburgo, Nicky Newton-King, atendió a los manifestantes a la hora prevista e incluso tomó el micrófono junto a las organizadoras para agradecer sus esfuerzos.
Newton-King reconoció que el problema en Sudáfrica es “vergonzoso” y una “tragedia” y prometió que la Bolsa revisará sus peticiones.
Pero, posteriormente, en declaraciones a los medios locales, admitió que ve complicado que las grandes compañías que cotizan en la Bolsa de Johannesburgo vayan a hacerse cargo de las propuestas que planteaba esta iniciativa, como dedicar una tasa del 2% a luchar contra la violencia contra mujeres y niños.
Esta manifestación se produjo solo un día después de que la Policía revelase las últimas estadísticas oficiales sobre la criminalidad en el país, relativas al periodo entre el primero de abril de 2018 y la misma fecha de este año.
De acuerdo a estos datos oficiales, los crímenes de naturaleza sexual aumentaron un 4,6%, y cada día se denunciaron unas 114 violaciones.
Los asesinatos de mujeres sí bajaron levemente respecto al mismo periodo del año anterior de 2.930 casos a 2.771, pero siguen dejando una cifra de casi ocho muertas por homicidio al día.
No hay, sin embargo, datos específicos relativos a la violencia de género en esta categoría, sino que estas muertes abarcan también a las víctimas derivadas de la elevada criminalidad general, otro problema muy grave en Sudáfrica.